IGUALaIGUAL
 
Número 9. Octubre de 2006.
 
¿Por qué hoy sí?

 

Las leyes se hacen juntando palabras

Si las palabras fuesen tan valiosas como su propia capacidad para brillar en la oscuridad y si su significado estuviera descaradamente desvinculado del compromiso de su ejecución, las mujeres de este país no viviríamos en este país. Viviríamos en esa Jauja imaginaria e inimaginable que viene a ser como el oasis paradisíaco en medio de la mediocridad o la tierra prometida y nunca hallada de todas las religiones. Palabras son y su valor huele a fiambre. Y así ha sucedido con el término Igualdad. Ya han caducado los discursos sobre la igualdad, las leyes de la igualdad o, mejor, la Ley de Igualdad. Esto de morirse las cosas suele suceder con todo lo que es susceptible de caer en las garras del objetivo de una cámara. Porque hay otras cosas, sin embargo, con las que no se juega. Quizá sea por eso, que ésas no mueren nunca. No muere el mercado de valores, el precio del dinero, las reconversiones industriales o eléctricas. No muere la sequía, ni las rebajas, o los incendios del verano (éstos últimos no mueren, por desgracia). No muere la lucha contra la especulación inmobiliaria... Porque no mueren las cosas serias. Pero hay otras que, de pronto, se acaban. Y así la Ley de Igualdad. Seis meses después de que se aprobase, apenas se ha sentido. Seis meses después de las fotos y de la pose feminista, no podemos decir que estamos como estábamos; pero casi. Ya pasó su momento, su efímera vida. Ahora, resulta que la ciudadanía nacional bruta bien encuestada reconoce que no está para conciliaciones. Ahora, resulta que las organizaciones empresariales dicen que la igualdad desiguala y que tampoco están por la labor de favorecerla ni un tanto así. Y ninguna de las chicas que salieron en la foto, en aquella foto de la Ley de Igualdad, ha movido un dedo. ¡Con todo lo que mandan! Pero es que ya no toca. Ahora, hay otra foto. Eso sí, con Ségolène Royal. Como si todas fuéramos igual de europeas. ¡Ja!

 

 

Dicen los periódicos

 

Dicen los periódicos...

“La situación vuestra es la de toda criatura que está iluminada por la Escritura (…) Juan, compartías la vida con tu mujer, tenías una hija, tenías salud y es de suponer que disfrutabas de las condiciones necesarias para vivir una vida normal de agradecimiento a Dios. Sin embargo, apareció en tu vida una mujer mucho más joven que tu esposa y que suponías podía hacerte más feliz (…) Y, como Adán y Eva, surgió el infierno (…) Os digo que la verdadera justicia para vuestro matrimonio está en la reconciliación”. No se trata de un sermón religioso. Eso es lo malo. Porque son frases textuales extraídas de una sentencia, frases dichas y firmadas por Esteban Campelo, magistrado de la Audiencia de Santander, para quien el Servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial propone que se abra un expediente disciplinario. No es para menos. Resulta intolerable que una persona investida con una toga (algo tan serio debería imprimir carácter) recurra a cualquier tipo de sagradas escrituras, para dirimir asuntos para los que se han creado los códigos de justicia, porque precisamente eso es lo que nos sitúa unos cuantos escalones por encima de los estadios culturales propios del Medievo. No es de recibo que, en plena reivindicación de la racionalidad (pero en qué clase de siglo vivimos que hay que demandar valores ciudadanos proclamados en 1789), un juez recomiende a maridos y esposas que se presentan ante él con la decisión tomada de divorciarse que se reconcilien “poniendo en medio la fuerza de Jesucristo Resucitado”. ¡Por el amor de dios, Su Señoría!

No se sabe cómo, pero parece que se puede medir hasta dónde llega la mano de una persona que trabaja en la política. A la pregunta, ¿quién es la mujer más poderosa del mundo?, la respuesta más rápida que se te viene a la boca es ¡Condoleezza Rice! Pues resulta que no. La revista norteamericana Forbes se ha convertido recientemente en el espejito, espejito mágico de la secretaria de Estado y le ha dicho que no es ella, sino la alemana Angela Merkel, la que más manda, la que tiene la mano más larga y la que más controla las cosas de su gobierno. Puede que la situación escueza a la señora Rice, porque ha sido destronada, tras dos años de reinado, por una novata (la señora Merkel fue elegida, hace apenas un año). O puede, y es lo más probable, que a la norteamericana le de exactamente lo mismo. Pero, en todo caso, considerar que la secretaria de Estado norteamericana es la segunda mujer que más manda de la tierra y que la canciller germana es la primera y manda más que la norteamericana era, hasta ahora, simplemente impensable. Porque realmente estamos hablando de que son las personas que más poder tienen en todo el mundo. Eso ni siquiera se lo imaginaban las inolvidables Madeleine Allbright o Margaret Thatcher, cuando cortaban el bacalao de las cosas del mundo, no hace tanto tiempo.

Nuevos atentados contra la razón. Y es que no hay como vivir en países, donde las leyes entroncan con esos acervos culturales ancestrales que nunca han entrado donde debían estar definitivamente encerrados (o sea, en los museos, bajo siete llaves, y en los libros de curiosidades sobre la historia). A saber: Nueva Delhi. Agosto. El marido llega a casa, de ginebra “hasta las patas”; y, como probablemente la esposa le pone de hoja perejil por tan elegante atención, el buen hombre grita tres veces la palabra “talaq”, que significa divorcio. Pues eso, que, sin más, ya están divorciados, porque no se necesita nada más. ¿Qué fue de la Revolución Francesa? Y es que lo tengo que decir: lo mejor del Corán es todo lo que enriquece, siempre que se cierra el libro. Aunque todo es según se mire: que se trata de un atentado contra la razón está más claro que el agua de los manantiales. Pero, hija, no sabes tú bien lo que has salido ganando (que diría La Pura ).

 

Mujer y mayorcita, mucho mejor jefa. Eso es lo que revela un estudio elaborado por la compañía British Telecom, que asegura que las mujeres con una edad cercana a los 50 años son, como jefas, mejores que los hombres... como jefes, claro. El informe está basado en una encuesta realizada en el Reino Unido que abarca a todo el personal de las empresas que fueron objeto de la misma. Según British Telecom, las jefas de estas edades se caracterizan por dar más confianza a las personas que tienen a su mando y por ser más flexibles. Si aplicamos un poco la lógica (y esto es ya cosecha propia), va a ser que tienen mayor seguridad en sí mismas que los hombres que son jefes y las mujeres que son jefas pero son más jóvenes. Dicho con otras palabras, que crecen mejor o mejoran con la edad, factor que puedes poner en duda, con toda tranquilidad, en el caso de los hombres. Lo que sí dice el estudio de esta compañía es que las mujeres son “más agradables”, cuando dirigen una empresa, en la que el personal trabaja con horarios flexibles o incluso realizan parte de sus tareas profesionales, desde los hogares. Pero en España, por ejemplo, estas cosas de la conciliación se consideran inútiles y de imposible aplicación. Esto es lo que nos aleja de Europa: la imposible aplicación.

Movilizarse para la acción fue el lema de la conferencia celebrada, hace algunos meses (que no es tanto tiempo, para lo que significan estas cosas, en la marcha de la historia), en Jordania, donde se repasaron facetas terribles de la vida en los países no desarrollados, como que, cada hora, 60 recién nacidos y recién nacidas fallecen en el alumbramiento y, cada año, 11 millones de madres y niños y niñas menores de cinco años pierden la vida, como consecuencia de no tener a mano cosas tan básicas como antibióticos o agua potable. Cincuenta y cinco millones de niñas y 45 millones de niños no tienen acceso a la educación y, en consecuencia, están condenados a la miseria y a reproducir un mundo en el que la mujer no tiene la consideración de persona. Por encima de la reclamación de justicia en el reparto de la riqueza en el mundo, está el acceso de todas las naciones al desarrollo y a la tecnología, su derecho a emborracharse de modernidad, alejarse de la muerte, despreciar el pasado por obsoleto. Doscientas cuarenta personalidades de todo el mundo participaron en aquella convocatoria de la Red de Acción Global Femenina para los Niños/as. Ya se ha olvidado. También en este lado del planeta.

 

Adivina el anuncio

Qué mala cara tienes… hoy, hija

¿No se te removieron las entrañas, empachadas de realidad, cuando viste en televisión ese anuncio, en el que una chica que llega al trabajo, especialmente monísima, ese concretísimo día, comprueba cómo asombra a la testosterona de sus compañeros masculinos, pero, en el servicio, sus compañeras con “a” le preguntan por qué tiene tan mala cara…, ese concretísimo día? ¿Cuántas veces has vivido, en primera persona, “ese concretísimo día” ? ¿Cuántas veces has comprobado cómo el amor y la guerra se dan la mano y tus amigas se enrolan en una fuerza de reacción rápida, en tu contra, sólo por esa envidia asquerosa que tienen tus amigas, todos los concretísimos días que haga falta?

¿Y por qué POND'S imagina que esa es una cualidad tan femenina? Evidentemente, por cuestiones de publicidad, por provocar la reacción de la consumidora que llevamos dentro, que se alía con esa víctima de nuestras propias compañeras de trabajo que también llevamos dentro. POND'S siempre tendrá argumentos a favor, siempre podrá decir: “Bueno, y por qué no vamos a decir que se trata de una actuación típicamente femenina, si, al fin y al cabo, también lo es. Y, además, no estamos vendiendo cosmética dirigida a hombres, sino a mujeres”.

Bravo por la gente de POND'S y su capacidad argumental. Pero eso no es lo peor. Lo peor viene, cuando, al reconocernos en el anuncio (y reconocerlas a ellas, a esas brujas que dicen ser tus amigas, que están ahora ahí, a tu lado riendo y disimulando), admitimos que ese tipo de actuación es algo tan nuestro, tan de las chicas, que, por una vez, aunque escueza, tienen razón. Y los hombres, además, no hacen eso. Tú nunca lo has visto.

Te equivocas, tonta. Sí lo hacen. Y cada vez, más. A ellos también les funciona el ego. Pero, de nuevo, saben jugar a esto mejor que nosotras. De hecho, llevan más tiempo haciéndolo. Porque ellos no lo van pregonando por ahí. No van diciendo: “me llamo Eva y comí del árbol y si mi novio también comió, fue porque yo le ofrecí”. No. Ellos, cuando lo hacen (que lo hacen), no lo confiesan. Por ejemplo, comienzan a jugar en el campo del contrario. Y así: “¿Te has fijado la barriga que hemos echado, en un par de añitos? ¡Que ya no somos jóvenes, yo también he criado un par de ojeras perpetuas, pero bah, para lo que nos iba a servir, eso son cosas de chavales y nosotros ya…! Joé, a mí también me pasa lo mismo: sólo encuentro zapatos de maricón”.

El discurso es más hábil, hay que reconocerlo. No es para menos, en un sexo que ya ha logrado incorporar en los genes la estrategia del mus: dos juegan contra dos, pero, al final de cada mano, se descubre que las mayores diferencias están dentro de cada pareja: “¿Pero es que no me estás viendo que estoy pasando a grande y a chica, que tengo una jeta de treinta y una que no puedo con ella? Qué pasa, que corto el mus, porque no llevo nada, claro. Anda que hay que ser gilipollas…” Pues eso, que no se juega con el compañero, aunque sea tu compañero. Pero, claro, eso son cosas de hombres. Sin embargo, las mujeres somos “peor gente”, porque, en cuanto vemos a una amiga (¿amiga?) guapa, lo primero que le preguntamos es qué le pasa hoy que está tan horrible… y tan gorda.

Que no te engañen. El juego parte de esa sensación que tienes de pertenecer a un sexo rastrero y envidioso. Una sensación que te la han ido inoculando, año tras año, desde pequeñita, durante toda tu vida, hasta que te la has creído. Y, luego, esa misma gente te cuela la gran mentira de las mentiras: que vas a recuperar la tersura de la piel de cuando tenías dieciséis años. Pues no: cuando tenías dieciséis años, eras una pipiola con la cara llena de granos y gesto de aparvada, que no sabía de la misa la media, incapaz de emprender nada por sí misma. Estos años te han quitado todo ese inútil lastre de encima, aunque te han añadido unas arruguitas. Pero tranquila, Mari Puri, que nosotras también hemos echado nuestras buenas pistoleras, también estamos gordas y para qué queremos parecer jóvenes, eso son cosas de crías. (Ji, ji, ji…)



 
 
 
 
 
 
 

 

Interesa

“Es un temor muy masculino pensar que las mujeres les harán lo que ellos les hicieron a ellas. No han entendido nada”


Victoria Sau manifiesta que el mundo está condenado a evolucionar o a retroceder

No hay feminismo responsable que no le deba rendir tributo a su propia historia. Victoria Sau Sánchez (Barcelona, 1930) es, probablemente, la voz más profundamente histórica de la que se alimenta el feminismo español del siglo XXI. Autora de títulos como “Diccionario ideológico feminista (I y II)”, “Reflexiones feministas para principios de siglo”, “El vacío de la maternidad” o “Ser mujer, fin de una imagen tradicional”, que actúan como puntos cardinales de la literatura reivindicativa radical dedicada a las mujeres, no puede haber biblioteca feminista que se precie, sin reservar un lugar especial a esta doctora en Psicología y licenciada en Historia Contemporánea que defiende que “el feminismo es la única revolución que procura por una sociedad igualitaria para ambos sexos”.

Se ha definido a usted misma como “feminista y de izquierdas, pero no me siento representada”. Ha dicho de usted misma que “fui católica y soy agnóstica”. ¿Se atrevería con una definición menos contradictoria?

A la primera pregunta, he de contestar que no me siento representada por ningún partido político, si bien a la hora de votar lo hago a las izquierdas. Los conceptos “izquierda” y “socialismo” no son reductibles a un partido, sino que van más allá. De los de ahora mismo, por lo menos.

En cuanto a la segunda, me autocorregiré un poco: soy de cultura católica, que es en la que he crecido y me he educado, pero no soy practicante. De todos modos, prefiero el adjetivo “católica” que incluye “cristiana”, antes que el de “cristiana” a secas, porque, en el conjunto de las iglesias cristianas, rechazo el protestantismo, por su vertiente ultracapitalista, y los evangelistas y mormones, por el lugar patriarcal en el que ponen a las mujeres, mucho más tradicionales que el propio catolicismo. Lo de agnóstica, lo digo porque entiendo Dios a mi manera.

 

¿Por qué “sólo el feminismo es la revolución total”, como usted ha dicho?

Porque todas las revoluciones que han existido hasta hoy, de tales sólo tienen el nombre: son reformas de lo dado. Ninguna ha tocado, y menos a fondo, el problema de la mujer como objeto y no como sujeto, ni ha roto la jerarquización de los sexos. El feminismo, en cambio, procura por una sociedad igualitaria para ambos sexos.

 

¿Qué gana “la Ciencia”, manipulando la sexualidad femenina? Nos referimos a que, en alguna de sus obras, usted ha señalado la contradicción entre la tendencia, por un lado, a hacer desaparecer el ciclo menstrual femenino y, por otro, a alargarlo, en el caso de las mujeres menopáusicas.

Todo lo que concierne a las mujeres está manipulado, desde fuera de ellas mismas. La fertilidad, el aborto, el ciclo menstrual son asuntos de Estado. La Ciencia es un saber común, no es neutral, y a pesar de sus aciertos, trabaja siempre a favor del poder.

 

Hombres y no patriarcas

 

¿Al Patriarcado, entendido como modelo de dominación, sólo le puede hacer frente un Matriarcado hipotéticamente equivalente? ¿Realmente, se derriba el edificio de poder masculino, si “la mitad de las piezas” deja de cumplir sus funciones?

El matriarcado no existió nunca y nunca existirá, afortunadamente. Sería volver a lo mismo, pero con el cambio de sexo de las personas. Es un temor muy masculino pensar que las mujeres les harán a ellos lo que ellos les han hecho. Pero esto es porque no han entendido nada. El derribo del poder masculino-patriarcal consiste en que los hombres se queden en lo que son: hombres, y no varones patriarcales, esclavizados por unas señas de identidad que no les son propias.

Usted ha afirmado que el concepto social de “Maternidad” discrimina a la mujer como antecedente necesario de toda vida humana, puesto que la “Paternidad” se ha adjudicado todas las valoraciones positivas. Parece que las madres son hornos, en los que se cuece una criatura, pero el cocinero es el que cuenta. ¿Cuánto nos queda para superar esa traba y que el concepto de ciudadanía se extienda a la madre?

No puedo contestar a esto. Podría tardar un día, una hora, si los hombres se dieran cuenta, de repente, de la trampa en que han vivido. Pero estas cosas son procesos más o menos largos, según la cantidad de palos a las ruedas del avance político, social y cultural que el patriarcado les ponga.

 

Pero, mientras tanto, el mundo no desarrollado continúa creando mujeres, cuyo destino es la fosa común de la desigualdad, pero en una versión aún anterior a Descartes. ¿Pueden ayudarse unas a otras?

A las más adelantadas, nos queda un largo camino por recorrer todavía; las mujeres de otras culturas están viviendo un tiempo anterior, históricamente hablando. Pero, cuando se despierten del todo, rápidamente se pondrán al paso.

 

Recientemente, usted ha dicho que la prostitución es una institución. ¿Qué quiere decir?

Eso, que es una institución masculina –todas lo son-, para mantener en estado de humillación permanente a un número suficiente de mujeres, para que todas las demás sepan quién es el amo y no olviden cuál es su lugar secundario en el mundo.

 

¿Pero cree que habría que prohibir la prostitución y sancionar a “la clientela” ?

La prostitución debe ser abolida, o sea, debe desaparecer la demanda de la misma. Los que la manipulan a favor suyo han de desaparecer, y los que usan de ella... han de evolucionar. Porque, como en todas las cosas de este mundo, el quietismo no existe: o se evoluciona o se involuciona.

 

 

Es curioso

Aunque, realmente, no es tan curioso, porque es a lo que nos han acostumbrado en este país: a que la foto sea continente y contenido. Como somos un país de gente muy fotogénica, nos dieron una foto que se llama conciliación de la vida laboral y la vida familiar y nos quedamos en estado de gozosa contemplación y en el convencimiento de que somos la avanzadilla del siglo XXI. Y no, para nada. Tanto darle vueltas y vueltas a la cosa y aún estamos en pañales. A la mínima, saltan las alarmas. Así, el estudio trimestral que realiza la empresa de recursos humanos Adecco y la escuela de negocios IESE ha puesto de manifiesto que, debajo del traje de la conciliación, todavía no hay nadie con percha suficiente como para llevar puesto, precisamente…, el traje de la conciliación. O sea, que el 56,7 por ciento de la población trabajadora española reconoce tener serias dificultades para conciliar su vida laboral y su vida familiar. En cuanto al resto, o sea, a quienes supuestamente no tienen problemas para el “concilio”, estamos como estábamos, porque, en nuestra opinión (y vamos al fin del mundo con ella), se trata del conspicuo funcionariado o de personas autónomas. En cuanto al primer grupo, tienen reconocido, desde que nuestra memoria alcanza, todo tipo de días para asuntos propios y ajenos, puentes y fiestas de guardar, días libres regulados por motivación premeditada, sobrevenida o espontánea y, para el resto de casos, ya están “los Moscosos”. Y en cuanto al segundo grupo (personas víctimas del régimen de autónomos), ya se sabe: tú te lo guisas, tú te lo comes: como toda la vida de dios, pero si cierras la tienda, no cobras. Desde que la gente de Adecco y el IESE han añadido a su cuestionario trimestral las preguntas “¿puede tomar días libres por razones familiares?” y “¿puede modificar su horario laboral, en al menos una hora, por motivos familiares?”, la vida vuelve a mostrar la habitual fealdad del otro lado de la fotografía. Aquí, no concilia ni el Tato. Tampoco sabemos quién es el famoso Tato, pero seguro que no tiene el “eso mismo” para concilios.

La historia se ha demostrado como una cuestión de tiempo como hay pocas, perogrullada de nivel siete sobre siete en la escala de don Pero Grullo (aquél que decía verdades como puños), pero que viene muy a cuento del vaticinio histórico que predice que las mujeres tardarán cuarenta añitos de nada en igualar la presencia de los hombres en el mercado laboral. ¡Bueno! Y eso, si hay suerte y a nadie le da por parar el reloj, que tal y como está la cosa, nunca sabes por dónde te van a caer (y tantas como te pueden caer), de modo que estos asuntos pasen a ser una discusión de niñas pijas. Ya te digo… El caso es que, según datos que obran en poder del Instituto Nacional de Estadística (en adelante, “el INE” ), la diferencia de la tasa de actividad femenina con respecto a la masculina era, en diciembre de 2005, de nada menos que 22 puntos. Eso sí, desde 1996, hemos salido ganando en la cuenta un glorioso cinco por ciento, según el INE . Quiere ello decir que, aquel año, la diferencia de la tasa de actividad femenina fue de 27 puntos. Hemos necesitado nueve años para mejorar un miserable cinco por ciento. Y eso que, en todo ese tiempo, se crearon en España un total de 6,47 millones de puestos de trabajo, el 54 por ciento de ellos para mujeres, que dice el INE . Pero eso, querida gente de bien interesada por el porvenir, no es más que lo que es. Porque, con toda esa prisa que se han dado en trabajar, sólo el 47 por ciento de todas las españolas que pueden trabajar finalmente trabaja, frente al 69 por ciento de los hombres. Cifras del INE. Y como no tenemos más datos para la estimación de velocidad que la experiencia vivida (y tan vívida, al propio tiempo), pues resulta que, para cuando ambos grupos nos equiparemos, habrán pasado cuarenta años. Al menos, si seguimos a esta velocidad. Otra cosa es pegar un acelerón. Pero eso no lo sabe ni el Tato. Tampoco eso. Debe ser que, al final, el Tato no daba para tanto.

Hay imágenes que valen más que mil palabras. No vamos a decir de dónde la hemos sacado, porque sería demasiado señalar y porque podríamos toparnos con gente que aborrece la sonrisa. De lo que no puede caber la menor duda es de que, cómo no, se trata de una ciudad española y no sólo porque el idioma que utiliza es el español. Pero el caso es que ambos colegios profesionales son vecinos vecinísimos. Son tan vecinos, que las dos puertas de sus sedes están seguidas, una junto a la otra, y ambas abriéndose a la misma plazoleta. Pero, para confirmar el axioma de que, por el mero hecho de ser vecinos, no tienen por qué ser iguales, ecco la differenza, tal parece que las personas asociadas a uno de ellos reaccionen más rápidamente que las que pertenecen al otro. Aunque, eso, en el caso de que la corrección antisexista la haya realizado alguien que pertenece al susodicho colegio de médicos (y médicas). Podría tratarse, por el contrario, de alguna mano supuestamente inocente, que no pudo culminar la faena en el rótulo del colegio de farmacéuticos (y farmacéuticas), ya fuera por falta de tiempo, por no poder saltar la valla de las obras que abarca toda la entrada de la susodicha sede o porque apareció por allí la autoridad competente. Vaya usted a saber. Pero, cuando las barbas de tu vecino… (¡O vecina, ojo!)

 

A la par

UNA PERSONA… ¿NORMAL?

Dicen quienes deploran la fiesta de los toros que lo malo de la misma no se encuentra en el enfrentamiento entre una persona y un animal de esas características, dentro de unas normas, en las que prima, primero, la inteligencia y la habilidad de quien torea y, segundo, su valor. Lo peor, aseguran, es esa masa enfervorizada que disfruta con un espectáculo que, si fuese en privado, no sería lo que es. No sería normal. No queremos hablar, hoy, de toros, pero sí de espectáculos. O de la capacidad que aún nos queda de transformar en espectáculo una lamentable realidad. Ese deporte tan nuestro de reírnos de quien tenemos más a mano, únicamente por eso: porque está a mano. Y así, hemos devenido en una sociedad que considera normal lo que es más anormal y que, sin embargo, define como anormales simples actitudes inofensivas.

Un hombre mató a tiros a su esposa y a su hija embarazada, en la localidad sevillana de Osuna, el pasado verano. Por supuesto, tenía dictada orden de alejamiento de su mujer. Y por supuesto, intentó suicidarse, después del doble asesinato, pero, tal y como te lo estás imaginando, no lo consiguió en absoluto. ¡Con lo fácil que le había salido cargarse a dos personas y con lo difícil que realmente debe ser! Qué pena de orden de los factores: en esta ocasión, se habría alterado el producto, con un resultado más adecuado al desarrollo de la sociedad.

Según diversas personas de su pueblo, que le conocían bien, F. L. M. era considerado una persona normal. De hecho, no tenía otras denuncias en su contra, que las formuladas por su mujer, consecuencia de las cuales su señoría dictó una de esas inútiles órdenes de alejamiento que no impiden la continuidad de las agresiones y que, en casos como éste, facilitan el asesinato. Una persona normal… Solía trabajar como albañil, para el ayuntamiento y en diversos lugares de la costa del sol, y había tenido problemas laborales, porque le mantenía tanta fidelidad a la botella como hábito de golpear a su esposa y sus hijos. Una persona normal… De hecho, las mismas personas que le consideran básicamente uno más como los demás (es un buen significado del término normal ) reconocieron que el matrimonio mantenía una relación conflictiva, en las que eran habituales las peleas y trifulcas con sus hijos, a quienes este hombre tan normal había echado de casa. Una persona normal… Antes de morir, su mujer había buscado refugio en la casa de su hija, porque ya no podía soportar más aquello. Algo bastante normal, al parecer. Y, él, F. L. M., buscó el momento en que su hija embarazada se quedaba sola en casa con su madre, entró y mató a ambas. Una persona normal…

Dejando aparte la tragedia familiar. Dejando aparte que, para sus hijos, nunca nada fue normal y cada vez lo será menos. Incluso para su yerno. Dejando aparte naderías como ésas que el vecindario de Osuna (como el vecindario de buena parte de España) es incapaz de valorar, lo peor es que convivimos con un paisaje humano, en el que la normalidad es F. L. M. En el que alguien que se emborracha de manera escandalosa, pega habitualmente a su mujer y a sus hijos, tiene dictada una orden de alejamiento y asesina a su esposa es una persona normal. Y lo es, porque semejante título se lo da el resto de la sociedad. Otra gente, tan normal como F. L. M.

© ALAPAR. 2006 | www.aosla.org/alapar | alapar@aosla.org

alapar
ALAPAR, Investigación, Innovación y Desarrollo en Orientación Sociolaboral, Igualdad de Oportunidades y Políticas de Género, es un grupo de debate, propositivo y activo, en materia de igualdad de oportunidades. Está formado por seis técnicas de empleo, con experiencia en diferentes campos de la promoción de empleo: orientación, información, entrenamiento de habilidades en la búsqueda de empleo, asesoramiento a proyectos empresariales y de autoempleo, gestión, intermediación...
"El hervidero neuronal de la Pura"

"El hervidero neuronal de la Pura"
Consultorio que lo es

   

Querida Pura: ¡Ay, pero qué va a ser de nosotras, qué va a ser de nosotras, que en ninguna parte estamos bien! Que me ha dicho Sinforosa (que ya sabes quién es la Sinforosa…) que no hace mucho que se ha producido otro asesinato en Italia de una chica de 20 añitos, la pobre, que la querían casar por la fuerza. ¿Pero te puedes creer que todavía pasen esas cosas? ¡Pero qué vergüenza, Pura, qué vergüenza!

Beniamina Hornazo. Santa Mohína de Belinchón.

 

Querida Beniamina: Sí, hija, sí… Y lo peor es que matan por esto. Que ya me he enterado y que veinte añitos tenía mi pobre niña y que se pasó la vida diciendo “Yo y sólo yo decidiré sobre mi vida”. Y con lo pequeñita que era, siempre se ganó el pan, en cuanto pudo trabajar, porque se pasó la vida entrando y saliendo de su casa, huyendo de los malos tratos. Mi pobrecita, con menos de veinte años, puso una denuncia por violencia doméstica. Pero es que, con esa edad, Beniamina, es muy difícil resistir y la presión de la familia, que para todo se le echaba encima, pudo mucho. La pobre chica retiró la denuncia y que me da igual, Beniamina, que me da lo mismo, porque ya lo tenemos muy visto, hija, que no se gana mucho con denunciar, que a la gente que es así no se le pone nada por delante. Y esta niña salía y entraba de su casa, de fuga en fuga, hasta que se fue a una ciudad que se llama Brescia y encontró trabajo en una pizzería. Mira, por lo que me he podido enterar, resulta que ya empezaba a ser feliz, la pobre, que había conocido a un chico muy majo… Pero que, ya sabes, con tan pocos añitos, se le hacía muy cuesta arriba romper del todo con su familia. Así que quiso volver a casa, para hablar con su madre. ¡Y el novio ya se lo advirtió, que no vayas, que va a ser peor…! Pero qué quieres que hiciera la chiquilla. Claro que fue y allí no estaba su madre y sus hermanas, porque se habían vuelto a su país, Pakistán. Allí, sólo estaban su padre y su tío. Y su padre le dijo que ya había negociado su matrimonio con un primo y que tenía que irse a Guirat, a su pueblo de Pakistán, a casarse con él. Y ella que no, que “yo y sólo yo decidiré sobre mi vida”. Pues sobre su vida decidió su padre que la mató y su tío que no lo impidió. Vamos, yo creo que hasta le echó una mano. Dicen que a esas cosas les llaman “crimen de honor”, que la sharia autoriza a los hombres de la familia a lavar con sangre el honor mancillado por las mujeres rebeldes. Fíjate tú. Yo lo entiendo de otra manera, Beniamina. Hina, de 20 años, había nacido en Pakistán, pero se había criado en Italia. Era una mujer italiana, una mujer italiana que defendía sus derechos como pocas. Era una mujer italiana que fue asesinada, en nombre de principios religiosos musulmanes: lo mismo que ocurrió en las torres gemelas y lo mismo que ocurrió, en la estación de Atocha. Pero a sus asesinos no les van a aplicar ningún tipo de ley antiterrorista.

 

Querida Pura: Pero, hija mía, ¿cómo están diciendo por ahí que lo que trabajamos las mujeres en casa vale más que lo que trabajan los hombres fuera de casa? ¿Pero qué dicen…? Si ahora, con la de mujeres que se van a trabajar, hija, y que trabajan como los hombres…, estamos ya muy iguales. ¿Cómo va a valer más lo que friego y lo que barro que lo que hace mi hija Braulia, que es enfermera de la clínica… y que casi cobra lo mismo, lo mismo, que un hombre?

Megaengracia Puntazo Cañí. Huerto del Hortofrutícola.

 

 

Querida Megaengracia: Te tengo delante y te restriego la cara con una lija. ¡Pero cómo puedo tener yo relación de escribanía con semejantes pencos como tú, que vives en el siglo antepasado, que vives en el Huerto del Hortofrutícola, adoquín de solemnidad! Ahora va a resultar que todas esas cosas que se dicen de los países del tercer mundo, del trabajo en esclavitud, de la importancia que tienen los niños explotados en la riqueza de las naciones, sí va a valer para mundos muy lejanos, pero resulta que, cuando se lo aplicas a la vecina, son zarandajas. Hasta en eso, vamos a estar igual de mal. ¡Megaengracia, hija mía, que a ver si vivimos con los pies en el suelo! ¡Pues claro que se puede medir el trabajo diario de las que hemos sido toda la vida amas de casa, claro que se puede medir, y para que te enteres, que hay gente que lo está haciendo! Por ejemplo, me ha dicho mi nieta que ha visto en internet que la Directora del Instituto de la Mujer de la Universidad de Valencia, María Luisa Molto, ha dicho que el trabajo no remunerado de las mujeres, que es el que tú le haces por la cara a tu marido y a los sopazas de tus hijos y que ninguno de ellos te paga, tiene el mismo valor que el 40 por ciento del producto interior bruto de toda España. Y que no se te ocurra preguntarme lo que es el producto interior bruto, que si no lees más la prensa es porque no te da la gana de apagar la tele, porque es muy barato; que va a resultar que el producto interior bruto eres tú y toda la gente tan bruta como tú, que piensa como tú, que sois lo más bruto que ha parido madre: sois el producto interior bruto al costo de los factores… O sea, Megaengracia, que lo que trabajamos las mujeres sin cobrar viene a pesar casi la mitad de todo lo que se produce o se fabrica o se cosecha en España que se pague con dinero. Y que, a ver si te enteras, somos esclavas. Y unas más que otras, que hasta en esto quedan clases. Que dice esta señora que, ahora, con eso de que vamos a vivir más años, nos vamos a quedar peor, porque lo nuestro no tiene jubilación y te veo con cien años y pringando. Y hay dos soluciones: que todos sepan que ese trabajo es responsabilidad de todos (porque no lo puede pagar nadie) y que las mujeres se pongan como locas a buscar empleo, para tener que pagar a alguien que apechugue por dinero. Que a eso se le llama “externalizar” el trabajo doméstico, que es la única forma de pagarlo.

Querida Pura: He leído ahora que hay mujeres que están siendo maltratadas y no lo saben. Y me he quedado de un aire, ¡como si se hablase poco del asunto este! No sé, que a ver si me lo miras tú “por el ordenador”, que sabes mucho de esas cosas.

Maguncia Fresnedilla. Clarillo del Pinatar.

Querida Maguncia: Es normal que estés confusa, porque, en esto como en todo, a medida que pasa el tiempo y pasan las cosas, vamos sabiendo más y más y las cosas dejan de ser simples y lisas y terminan teniendo muchos recovecos, que hay zonas donde no da la luz… Y claro, como tú no ves ni tres en un burro, pues que hay que explicarte las cosas algo así como el doble… Eso que has leído es verdad. José Gago, que es el responsable de un servicio telefónico de atención a las mujeres maltratadas de Euskadi, dice que se han encontrado con muchos casos de mujeres que no se dan ni cuenta de que están siendo víctimas de un maltratador…, o de varios, que las hijas y los hijos también pueden tener lo suyo. Sobre todo, cuando se trata de ese tipo de maltrato de quien no te pone la mano encima. Que lo hay, Maguncia, que lo hay. Y dice Gago que ese es un tipo de maltrato muy intenso. Se encuentran con casos muy dolorosos y lo peor de todo es que hay que actuar con mucha frialdad, que hay que hacer que esas mujeres tomen conciencia de qué les está sucediendo, intentar que acudan a algún lugar donde les atiendan cara a cara, que eso ayuda mucho, eso es lo que soluciona. Tienen que buscar una ayuda de carne y hueso, con nombre y apellidos. Pero fíjate que lo importante es que sean ellas las que lo deciden, porque parece que, a partir de una conversación telefónica, no es conveniente animar a que acudan a denunciar, sin que encuentren algún tipo de apoyo, ya sea familiar o institucional o, mejor, los dos a la vez. Salvo, claro está, que se trate de mujeres en situación de verdadera emergencia. ¡Entonces, es la gente del Teléfono quien se encarga de llamar a la autoridad! Pero, Maguncia, que te tengo que decir que estoy muy preocupada de que haya gente como tú, que se piensa que maltratar sólo es pegar. Eso es hacerles el juego a quienes maltratan. Así va el país como va, que no nos valoramos a nosotras mismas. Eso es lo peor, Maguncia.

 

¿Qué dice?
 

 

Maite Erro. Defensora de Igualdad del Gobierno Vasco

“ Al ritmo actual, tardaríamos 465 años en alcanzar una sociedad igualitaria para mujeres y hombres ”

 

 

•  ¿Por qué las leyes se quedan cortas, cuando se trata de “igualarnos” ?

La función de las leyes es proteger los valores imperantes en la sociedad y su puesta en práctica requiere siempre de costosos mecanismos y procesos. La igualdad de mujeres y hombres es un valor infinitamente más complejo que los espacios sin tabaco o el carné por puntos, debido a que implica a todas las personas en todos los ámbitos de la vida, en su desarrollo individual, grupal y social. El logro de la igualdad de mujeres y hombres supone modificar la estructura de la sociedad, eliminando el reparto de roles, los estereotipos sexuales y las relaciones de dominación-subordinación de género. La igualdad requiere, por tanto, mucho más que una Ley, aunque estas leyes son fundamentales para definir el compromiso político, para determinar los límites y las sanciones y para definir los mecanismos y procesos a desarrollar.

 

•  ¿A quién le queda más camino, en la carrera contra la desigualdad, a la mujer o al hombre, a las personas inmigrantes o a quienes ya estamos aquí, a los grupos desfavorecidos o a los privilegiados?

Hay diversos grupos desfavorecidos por dificultades derivadas por razón de su raza, cultura, carencias en la formación profesional, desempleo, precariedad en el empleo, etc. Para las mujeres, hay que añadir las propias derivadas por ser de sexo femenino.

 

•  Construir una sociedad de “iguales”, ¿es una cuestión de dinero?

En el terreno político, es una cuestión de prioridades. En el terreno personal, es una cuestión de compromiso. De hecho, si lo tradujésemos  a dinero, constataríamos que nuestra organización social basada en la desigualdad de género y la discriminación genera mayores costes económicos, mayor insatisfacción laboral y resta el potencial de las personas para identificarse con la organización.

 

•  ¿El peor enemigo siempre es el que tienes en casa?

En caso de referirnos a las agresiones contra las mujeres, a la vista de las estadísticas sobre muertes y maltrato, es evidente que el espacio que mayor riesgo comporta para una mujer es el espacio privado, el hogar, y, efectivamente, su peor enemigo se encuentra en ese espacio.

 

•  ¿La “iniciativa”, en estos casos, debe ser siempre pública?

La iniciativa es de la sociedad y, para llevarla a efecto, las administraciones públicas deben facilitar las normas, los medios, el seguimiento de esos procesos  y ser ellas mismas ejemplificadoras. Pero la iniciativa no puede terminar ahí. De hecho, históricamente, ha sido la iniciativa privada, primero, desde movimientos sufragistas, reivindicando el derecho al voto, después, desde asociaciones feministas, reivindicando una legislación acorde y una administración pública responsable. La actuación privada llega, hoy, más allá, contamos con empresas concretas que abanderan la igualdad de género, desde su organización empresarial, mediante la revisión de la composición de sus equipos directivos, marcando un estilo de igualdad de trato en sus acciones publicitarias, o estableciendo planes de igualdad (en Euskadi, hay 12 empresas a las que se ha concedido el Label en Igualdad).

 

•  ¿Se pueden contar con los dedos de una mano los centros educativos, públicos y privados, en los que se trabaja “por la igualdad”, desde la infancia?

El siglo XX ha supuesto un avance histórico en la universalización de los derechos y, entre ellos, imprescindible, el derecho a la educación. La actual legislación defiende el derecho a la educación desde los 0 años y la obligatoria desde los 6, tanto para niñas como niños. Ahora bien, hemos avanzado en un modelo educativo que plantea como modelo ideal el modelo masculino. Estamos en ese momento del proceso, en que se está superando el modelo de escuela mixta, sin haber alcanzado el modelo óptimo de trabajo por la igualdad, que no es otro que el modelo coeducativo.

 

•  ¿La discriminación positiva es discriminatoria?

La ACCIÓN POSITIVA es una de las estrategias básicas para el avance hacia la igualdad de mujeres y hombres. Se refiere al conjunto de medidas temporales específicas destinadas a eliminar o reducir las desigualdades de hecho, por razón de sexo, existentes en los diferentes ámbitos de la vida. Si bien, semánticamente, puede traducirse como discriminación positiva, es un término incorrecto, ya que la acción positiva no comporta legalmente ninguna discriminación; más bien, constituye el antídoto para corregir situaciones históricas de discriminación.

 

•  Mójese: ¿quién habla demasiado, pero hace demasiado poco, a favor de la “igualdad” ?

Hay que reconocer que es un término que está de moda y es políticamente correcto. Podríamos referirnos a cualquiera de los grandes poderes: el Estado, la Iglesia, los grupos políticos, las administraciones públicas y los propios sindicatos. Todos ellos y asiduamente utilizan en sus discursos el término “Igualdad” pero están gobernados mayoritariamente por hombres. Estas estructuras no facilitan el cambio de roles tradicionales, ni el acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones.

 

•  ¿Cree usted que llegará el día en que viviremos en una sociedad de “iguales” ? ¿Cuánto nos queda?

Aunque hay que reconocer que los avances son importantes, la OIT estimaba, hace tiempo, que, al ritmo actual, tardaríamos aproximadamente unos 465 años en alcanzar una sociedad igualitaria para mujeres y hombres.

 

•  Terminemos por el principio: ¡Rápido, defina Igualdad!

Una sociedad igualitaria será aquélla, en la que todas las personas puedan, tanto en el ámbito público como en el privado, desarrollar sus capacidades personales y tomar decisiones, sin las limitaciones impuestas por los roles tradicionales en función del sexo, y en la que se tengan en cuenta, valoren y potencien por igual las distintas conductas, aspiraciones y necesidades de mujeres y hombres.

 


Se va a hacer
CURSOS

 

Formación Básica en Materia de Inmigración Para Personal Técnico de Orientación Laboral OnLine

  • Órgano Convocante : AOSLA-Gizalan con la colaboración del Gobierno Vasco
  • Plazo de matrícula : Hasta el 14 de Noviembre de 2006
  • Fecha de inicio : 14 de Noviembre de 2006
  • Fecha de finalización : 28 de Diciembre de 2006
  • Duración : 10 horas.
  • Precio : 75 Euros
  • Información e inscripción : http://www.aosla.org/ESCOLA/secciones/info_inmigracion.htm . Teléfono: 944.430.179.

Inmigración y Género OnLine

  • Órgano Convocante : AOSLA-Gizalan.
  • Plazo de matrícula : Hasta el 14 de Noviembre de 2006
  • Fecha de inicio : 14 de Noviembre de 2006
  • Fecha de finalización : 28 de Diciembre de 2006
  • Duración : 10 horas.
  • Precio : 30 Euros. Curso con subvención de la Unidad de Igualdad de Oportunidades y Políticas de Género de la Diputación de Bizkaia.
  • Información e inscripción : http://www.aosla.org/ESCOLA/secciones/info_inmigracion_genero.htm

 

 

AYUDAS

Ayudas para programas de empleo con apoyo

  • Convoca : Obra Social Caja Madrid
  • Dirigido a : Las entidades sin ánimo de lucro que desarrollen empleo con apoyo puedan participar en el Programa a través de su federación o confederación de nivel nacional. Las entidades deberán ponerse en contacto con su federación y presentar a la misma su solicitud entre el 2 y el 20 de octubre.
  • Objeto : Su objetivo es promover inserciones laborales de personas con difícil empleabilidad, como son personas con discapacidad y en situación de exclusión social, en empleo ordinario, garantizando la calidad en los procesos desarrollados y acreditando los resultados.
  • Fecha : Hasta el 20 de Octubre de 2006
  • Información: http://www.obrasocialcajamadrid.es/ObraSocial/os_cruce/0,0,70185_0_0_0,00.html

 

OTROS

IV Xornadas de Sensibilización sobre Inmigración e Interculturalidade

  • Convoca : Universidad de A Coruña
  • Fechas y lugares : Campus de A Coruña (18-19 octubre) y Ferrol (25-26 octubre).
  • Precio : 15 Euros
  • Información e Inscripción : http://www.extension.udc.es/

Hombres construyendo igualdad

El programa de actuación HOMBRES CONSTRUYENDO IGUALDAD es una innovadora iniciativa del Área de Igualdad de Oportunidades de la Mujer del EXCMO. AYUNTAMIENTO DE MÁLAGA en colaboración con la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, AHIGE , para seguir avanzando en el logro de la Igualdad entre mujeres y hombres. La iniciativa cuenta con varios talleres y cursos virtuales. Más información en http://www.hombresconstruyendoigualdad.ahige.org/

 

I. ENCUENTRO INTERNACIONAL DE INVESTIGADORAS E INVESTIGADORES FEMINISTAS

FEMINISMO, ILUSTRACIÓN Y MULTICULTURALIDAD: PROCESOS DE ILUSTRACION EN EL ISLAM Y SUS IMPLICACIONES PARA LAS MUJERES.

  • Convoca : UNED – CSIC
  • Fecha : Del 13 al 17 de noviembre de 2006.
  • Lugar: Salón de Actos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED
  • Información e Inscripción : Tel. 0034-913988445 - lsleon@bec.uned.es. Paseo senda del Rey 7, 28040 Madrid . Facultad de Filosofía, Filosofía Moral y Política

 

 

 

IGUALaIGUALEdita: Asociación Profesional de Orientadoras/es Socio Laborales (AOSLA-Gizalan)
Directora:
María Asunción Gallo Montero
Redacción:
C&P Comunicación y Prospección
Directora de Arte:
Ruth Álvarez Rocha

IGUALaIGUAL no se hace responsable de las opiniones vertidas en las colaboraciones.