IGUALaIGUAL
 
Número 19. Especial 8 de Marzo de 2009. Día Internacional de la Mujer.
                          
 
Editorial

 

Celebrar el día

 

Hay coincidencias lamentables que son una auténtica vergüenza. Verbos como “celebrar”, sabiendo lo que se celebra hoy, quedan ridículos. La realidad de la violencia contra la mujer es de tal grado, que relaciona y confunde las reivindicaciones femeninas con el más elemental derecho a la vida. Porchissima miseria! Si esto es lo que nos queda, aún nos queda para rato. Parece que el día de la mujer no es el día de las mujeres, sino el día en que se recuerda a las mujeres asesinadas por sus parejas y a las otras, muchas más, que viven muertas a palos. Vamos ya todas estas víctimas, a ocho de marzo de dos mil nueve. Un palote por cada muerta. Un palote por cada hostia. Un palote por cada día que pasa.

Tanta internet y tanta película con final feliz nos han adiestrado en que las desgracias tienen un plazo breve. Pase lo que pase, vencerá el bien y la justicia. Y mis ojos lo verán. Por mucho que se ponga a durar, esta película de terror no pasa de las tres horas y media. Luego, comerán perdices. ¡Y mis ojos lo verán! Pero lo de las mujeres víctimas de la violencia es un asunto que va despiadadamente lento, a ritmo histórico. Algo que se sale de la velocidad de los tiempos que corren y de la narcotización del cine: generalmente, quien duerme con su enemigo termina asesinada. El final feliz del cine no lo verán tus ojos... Ni siquiera somos tan guapas como Julia Roberts, ni el enemigo de verdad termina con lo que se merece, como en la película. La verdad verdadera es que siguen echando de las cárceles, a patadas, a un montón de asesinos inminentes, con víctimas predeterminadas. Que dios les pille confesadas, porque a ellos ya los tiene en su gloria.

El asunto de las mujeres maltratadas ni es ni debería ser un asunto de “la mujer”. Debería ser un asunto de leyes y sistema penal, de la misma manera que “el mangui” de la calle no es un asunto privativo de personas que van en silla de ruedas por un callejón oscuro y se encuentran con una navaja en el cuello. Te puede matar, pero no pasa a la historia como otra abstracción de un problema que afecta intrínsecamente y exclusivamente a quien no puede mover las piernas.

Las mujeres deberíamos estar identificadas por asuntos más importantes que la supervivencia o los golpes. Hay mujeres, en el llamado Tercer Mundo, que sacan negocios adelante, con créditos de miseria que, bajo ningún concepto, se los dan a un hombre. Hay mujeres que están llevando multinacionales a la cima del éxito. Hay mujeres que consiguen hacer funcionar hospitales sin apenas medicinas y otras que elaboran políticas sanitarias para países enteros. Hay mujeres que están luchando contra las estadísticas del analfabetismo, comenzando por ellas mismas, y hay mujeres catedráticas de universidad, decanas de facultades. Hay mujeres que están consiguiendo que países en los que nacer mujer es cometer un delito de lesa natura comiencen a entender que también ellas pueden sentarse en un escaño parlamentario, desplazando a cualquier hombre. Hay mujeres de estado que han conseguido pasar a la Historia sin fama de envenenadoras. Hay mujeres que luchan para ejercer su derecho a compatibilizar la familia con el trabajo. Hay mujeres que han conseguido ejercer su indudable derecho a preferir su profesión a una familia y ser tan respetables como Albert Einstein, Winston Churchill, Miguel de Cervantes o Miguel Servet, a quienes nunca se les exigió la conciliación del amor de padre con una carrera brillante, qué diablos.

Hay mujeres que, hoy, celebran su día y recuerdan a las que quedaron en el camino.

 

 
Dicen los periódicos

 

Dicen los periódicos...

Los periódicos dicen, en muchas ocasiones, lo que ni queremos ni deberíamos leer. Hablan en latín, a veces, recordándonos cómo la indecencia se parapeta tras la lógica del derecho (no sabemos si romano), una de las lógicas más arcaicas y, quizá por ello, no exenta de fallos, errores y lagunas. No es romano, pero sí de Ferrara (Italia), un asesino confeso a deshoras, para el que sí fue aplicable la máxima latina del Derecho que reza “ne bis in idem”. O sea, que no hay una segunda vez para lo mismo. O lo que es lo mismo, pero no es igual, que a nadie le juzgan dos veces por la misma cosa. Esta es la lamentable historia de Denis Occhi y la triste historia de Giada Anteghini, matrimonio de escaso futuro, especialmente en el caso de Giada. Hizo mala boda esta italiana. Es curioso comprobar cómo, siempre que una mujer es feliz, su marido es una parte silente de su proyección pública, otro elemento más que la reafirma socialmente, es una parte de ella. Y viceversa. Pero cuando es infeliz, porque su marido se torna en una amenaza, la misma gentuza que sería capaz de reconocerla en el estatus anterior, ahora no admite “en sociedad”, ni a esa parte de ella que es su marido, ni a ella. Allá os las entendáis, si os lleváis mal. A mí qué me cuentas. Nosotros también discutimos... Buen terreno para el asesino. Giada hizo mala boda con Denis, que venía pisando cómodamente ese terreno enmoquetado que todas las culturas que existen y han existido en este planeta ponen y han puesto a los pies de la parte masculina de una mala boda. Allá os las entendáis. A mí qué me cuentas. De la mala boda se enteró, al de poco de casarse. De las imperfecciones de la arcaica y rancia lógica del Derecho no se enteró nunca. Quizá cuando moría, a manos de Denis y en un mal sueño (porque la golpeó en la cabeza, durante veinte minutos, mientras dormía), llegó a pensar que la ley haría justicia. Qué ilusa: cuando nació, Giada ya había hecho mala boda con la ley, por ser mujer. Conviene ser realista. Lo más probable es que Pablo Tusset tenga razón, cuando, en su novela “En el nombre del cerdo”, pone en boca de uno de sus personajes la afirmación de que no existe la muerte instantánea. No respiras, no late tu corazón, pero, durante un tiempo, eres consciente de que te estás muriendo. ¿Cómo tiene que ser esa sensación, cuando te matan a golpes con una barra de acero, como le sucedió a Giada? “En el nombre del cerdo” es una novela sobre el mal. No sobre la maldad, sino sobre El Mal, que salta de página a página, sin que seas consciente de ello, hasta el mismísimo último párrafo de la última página, en el que comprendes que habías estado leyendo el mensaje del mal. Y gana el mal: como siempre. Qué mala boda hizo Giada Anteghini, que se casó con el mal, que supo, también al final de su historia, que el cerdo se llama Denis Occhi y que sigue libre después de asesinarla. Hace mes y pico, Denis Occhi, absuelto del asesinato confeso de su mujer, por falta de pruebas, se presentó en una comisaría de policía y volvió a confesar su homicidio. Pero “ne bis in idem”. Dicen que llegó presa de los remordimientos. ¡Remordimientos...! Mirad su cara. Es la cara del diablo. Es lo último que vio Giada Anteghini, cuando murió, con 27 años de edad, mientras dormía. Ella dormía en su cama. Su hija, en la habitación de al lado. Su padre es un hombre libre sobre el que no recae acusación alguna; nunca ha sido un acusado en el sentido estricto. Ahora, le tocará vivir con él. Y éste es el último párrafo de la última página de la historia de Giada Anteghini. Gana el mal: como siempre.

   

Y menos mal que, en algunas ocasiones, la cosa se queda en clubes privados que, al fin y al cabo, son libres de montárselo como quieran. Así, en verano del año pasado, las mujeres que profesan el rito anglicano del cristianismo, o sea, la llamada Iglesia de Inglaterra y también la más amplia Comunión Anglicana, todas estas mujeres (que no son pocas), habían visto cómo se les abrían las puertas del cielo, porque ya podían ser ordenadas “obispas” (término éste de nueva reivindicación, pero necesario, ya que se aprobó el principio que reconoce tan vocacional profesión). Y resulta que, ahora, “los” y “las” (pero, sobre todo, “los”) ecuménicos católicos que estaban lanzados en la búsqueda de una más intensa relación entre su confesión y la anglicana se llevan las manos a la cabeza. Y lo que parecía una histórica maniobra de aproximación, brazos abiertos y búsqueda de caminos en común hacia el Altísimo tórnase ahora en una revisión igualmente histórica que quiere poner en su punto de partida toda la palabrería malgastada. Mientras, el mes pasado, el Papa de Roma no las tenía todas consigo, a la hora de poner fuera de su iglesia a un obispo nazi que niega impunemente el holocausto, sí parecía, sin embargo, que surgía, sin trabas, todo un movimiento para acabar con el acceso de la mujer a los lugares de poder en el seno de cualquier iglesia. De cualquier iglesia, porque conviene dejar las cosas claras, ante la expansión de las ideas erróneas. Algo así como prevenir el pecado. Si no quieres caldo, pues ya sabes. No sólo No a las mujeres, sino a los nazis. Esto de las obispas anglicanas es algo que podríamos definir como la sacristía de cristal, buscando una inocente similitud con lo que ocurre en el mundo civil . Las anglicanas han roto el cristal de la sacristía. Qué más quisieran las católicas, aunque, para ellas, un intento semejante implicaría, además, acceder al suculento reparto de las hostias, que es como el reparto del poder y que debe ser lo que no quieren, ni Benedicto, ni sus nuevos-viejos amigos, los seguidores de Lefebvre. No vaya a ser que les reconozcan, con carácter retroactivo, todas las hostias que deberían haber recibido hasta la fecha, de manos de una obispa. Vale, bueno, pero, de todas formas, Santo Padre, ponga las suyas a remojar.

   

 

Adivina el anuncio

QUIEN SE PICA…

 

Ahora resulta que, si te pica el cogote, puede que sea porque tienes ahí alojado algún capricho material que no puedes permitirte por su precio, y no un vulgar grano o un vello capilar que insiste en nacer contranatura hacia adentro en lugar de hacia fuera (van como idos estos vellos capilares, nunca tienen claro si entran o salen). O, si te pica entre los dedos del pie, en lugar de ser un síntoma de los hongos que has cogido en la piscina, a lo mejor es algún antojo millonario que no te vas a poder dar con tu pequeño sueldo que lleva temblando aterido desde que a la crisis no se la llamaba crisis.

En la ONCE han encontrado la solución a esos picores extraños que no tienen explicación física: los rascas . En realidad, nada nuevo, diréis: si algo te pica, te rascas. No se puede decir que la propuesta de la ONCE sea muy original. Porque, en realidad, lo que nos recomiendan es invertir en lotería para conseguir dinero fácil. Lo dicho, nada nuevo. Nos hablan de caprichos de diez mil euros que nos están picando, picando, en un prurito enloquecedor del que nos libraríamos rascando su lotería. La campaña publicitaria, aún apoyándose en premisas tan manidas, les ha quedado de lo más original. No se puede negar que resulta alegre, jacarandosa incluso, con ese grupo colorista rascándose sin parar al ritmo de una resultona versión del tema “Rasputín” que hizo famoso en la década de los 70 el grupo Boney M. Está tan logrado el efecto que no es de extrañar que nadie haya puesto el grito en el cielo por lo que supone de ensalzamiento del despilfarro en plena recesión económica y con el consumo familiar bajo mínimos. En ese sentido, la campaña es impecable, un diez.

Otra cosa es el sesgo sexista que se observa en los argumentos de la campaña. Sutil sesgo tal vez, sí, pero es que son pelín desiguales los caprichos que el equipo creativo responsable de la campaña adjudica a hombres y mujeres. A ellos les pican viajes y motos. A ellas frigoríficos y cristalerías. … Sin comentarios… Imposible remediar tamaña desigualdad sólo con añadir, en el último momento, una versión con señora a la que le pica un anillo descomunal. Imposible, hasta que no veamos la versión del caballero con un lavavajillas o con una cubertería produciéndole picazón en la axila.

 
 
 
 

 

Interesa

Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas

 


En el aborto, no es admisible la objeción de conciencia de forma colectiva o institucional

 


El proyecto de reforma del derecho al aborto en España aún tiene que hacer frente al rechazo de comunidades autónomas enteras

 

“Se aborta por desinformación, pero también por falta de recursos, por sumisión al deseo de sus parejas, por violencia, porque son forzadas por sus parejas, amigos de sus parejas y sus ex parejas, o porque son traficadas para comprar su cuerpo y abusar de ellas

 

 

La aprobación, a mediados del mes pasado, por parte de la comisión de igualdad del Congreso de los Diputados, de las principales propuestas para la reforma de la ley del aborto se convirtió en el hipocentro de un terremoto que ha llegado hasta el Vaticano. De aprobarse definitivamente, el aborto quedará fuera del Código Penal, durante una serie de semanas aún sin determinar; las mujeres podrán decidir si abortan, desde los 16 años de edad, sin precisar del permiso de ningún tutor; también se tendrá en cuenta su opinión sobre el asunto, si están embarazadas con 12 años de edad, y se ampliará el periodo despenalizado, en caso de graves malformaciones del feto o de grave peligro para la vida de la madre. Se apruebe o no, Yolanda Besteiro habrá sido arte y parte en toda esta historia, desde que la Federación de Mujeres Progresistas la situó en el primer punto de su agenda. Pero para esta abogada, que preside esta entidad desde 2007, el principal problema radica en los planteamientos de rechazo que determinadas instituciones imponen a colectividades enteras.

 

¿Cree que el principal problema de la ley del aborto es que la hicieron hombres ?

El problema es que los que hicieron la ley, que, por cierto, eran hombres, no tuvieron en cuenta ni el sentir ni el sufrir de las mujeres .

 

¿La despenalización del aborto era la verdadera asignatura pendiente que quedaba de la transición?

No siendo la única, es una de las verdaderas asignaturas pendientes. Es una gran injusticia, que no viene de años, sino de siglos, y que considera a las mujeres incapaces para decidir sobre nuestra maternidad y nuestro propio cuerpo. Se hizo una ley, donde las mujeres no tenemos ni voz ni voto. No tenemos capacidad de decisión. Hemos de rogar a los profesionales capacitados legalmente para darnos el sí o el no, para que adopten una decisión que es exclusivamente de la propia mujer interesada.

 

Hay quien se ha concentrado en poner a los médicos por delante, a la hora de posicionarse en contra de una ampliación de criterios para abortar legalmente. ¿Cree que el problema se encuentra realmente en una masiva "objeción de conciencia" por parte de los y las profesionales de la medicina?

La objeción de conciencia es un problema a resolver por el Estado. En España, existen territorios, como por ejemplo la Comunidad de Navarra, en los que no se realiza ni un sólo aborto. En este tema y en otros como la Educación para la Ciudadanía, es impensable que el Estado proteja los derechos de veinte millones de mujeres, frente a los derechos de unos pocos miles de profesionales. No es admisible la objeción de conciencia de forma colectiva o por instituciones, debe realizarse de forma previa y de manera individual, garantizando el derecho de las mujeres a interrumpir su embarazo, inmediatamente, en el mismo centro o en otro cercano .

 

Miedo a reformar el código Penal

 

En diciembre pasado, acudió al Congreso de los Diputados, para manifestar a postura de su entidad (y de algunas otras también) sobre la actual ley el aborto. ¿Cómo reaccionaron, cuando les dijo que la actual ley del aborto criminaliza a las mujeres y les resta poder y autonomía?

La actitud fue muy diferente de unos grupos parlamentarios a otros. Los grupos socialista y de Izquierda Unida parecían conformes con esta apreciación, mientras que el Grupo Popular no opinaba del mismo modo .

 

Las interrupciones voluntarias del embarazo están recogidas en el Código Penal. Por ello, parece que una ley de miras más amplias no sería suficiente. El embrollo no tiene salida rápida. ¿Cree que hay representantes políticos que anteponen el miedo al monumental embrollo a sus propios principios?

Al menos, así lo parece. Se dice que es difícil modificar el Código Penal, pero lo cierto es que se está modificando constantemente. Y se han logrado grandes avances, en temas que también se pueden considerar "conflictivos", como por ejemplo, la ley contra la violencia de género. En el caso del aborto, parece que a los gobernantes les cuesta más tomar la decisión oportuna, para garantizar los derechos de la mitad de la ciudadanía, que son las mujeres .

 

¿El aborto sigue siendo básicamente un problema de desinformación juvenil?

Como en las estadísticas contempladas actualmente no se recoge el verdadero motivo por el que abortan las mujeres, es difícil contestar con exactitud a esta pregunta. Necesitamos estudios que recojan las palabras de las mujeres y no una mera calificación, con arreglo a los tres supuestos legales contenidos en el Código Penal, que no recogen su realidad. Las mujeres abortan por desinformación, abortan por falta de recursos para evitar un embarazo no deseado, abortan porque viven en relaciones de poder, sumisas al deseo de sus parejas, abortan porque viven en relaciones de violencia, abortan porque sufren maltrato, porque son forzadas por sus parejas, amigos de sus parejas y sus ex parejas, abortan porque son traficadas para comprar su cuerpo y abusar de ellas .

 

¿Qué fue de los servicios de información?

 

¿Pero no cree que se arreglarían muchas cosas, formando a los padres?

Puede ser, pero, en cualquier caso, es necesario aprender a cuidarse y evitar situaciones y relaciones que supongan riesgo para la salud y la integridad, permitiéndose disfrutar del placer de su cuerpo. También hay que aprender a respetar el propio cuerpo y el de los demás, la satisfacción del propio placer del otro u otras. En definitiva, aprender a vivir la propia sexualidad con placer y con respeto hacia una misma y hacia la otra persona .

 

¿Qué fue de los servicios de salud sexual y reproducción que prometían tanta labor formativa e informativa? ¿No hay suficientes, no se gestionan adecuadamente?

Todos los centros que se crearon en los años ochenta, dotados con médicos y médicas educadoras y educadores, profesionales de la psicología, sexólogas y sexólogos, se han cerrado y se han reconvertido en consultas de cuarenta personas, para atender en una hora, por un profesional .

 

 

 
Es curioso

...lo sencillo que nos resulta echar la casa por la ventana, a la hora de demostrar un grado sumo de gilipollez. No nos cansamos de parlotear sobre lo mal que viven las mujeres en el islam y, a la primera de cambios, le damos a los integristas sarracenos una lección de cómo, en el mismísimo colmo de la Europa occidental, “se le pone en su sitio a una tía”. El caso es que así deben explicarse los ejecutivos del muy británico Halifax Bank of Scotland (HBOS), que fueron noticia, no hace mucho, no sólo por poner el banco en el mismísimo centro del concepto “ruina por estulticia” (simpatía por las subprimes, claro), sino por remedar la idea más talibán del compañerismo laboral. Todo ello, en el mismísimo centro de la City londinense y al módico precio de los 17 millones de euros que la afectada le reclama al hundido banco. Se trata de Mona Awad, una mujer que, de tan occidental, no sobreviviría ni en Kuwait, y que había logrado romper el famoso techo de cristal, en tan rancia institución financiera. Awad consiguió comprobar cómo, tras superar los obstáculos con los que, por ser mujer, habían minado su trayectoria profesional en el banco, lo difícil de verdad venía luego. Tras el techo de cristal, celda de lujo y aislamiento, por parte del resto de sus colegas masculinos. Y después de que éstos se apercibieran de su condición de musulmana, mucho peor, porque se acabó la británica sutileza y entraron de lleno en el terreno del acoso, con la intención de que éste terminase en derribo (sí, claro, en ambos sentidos, esto del derribo). Dos de sus colegas de la alta dirección le acusaron, por ejemplo, de engatusar a potenciales clientes, ofreciéndoles relaciones sexuales. Que es lo que le faltaba a una ejecutiva de una de las peores instituciones bancarias de toda Europa: darlo todo, incluso “eso”, por semejante birria de banco, al que el gobierno británico ha tenido que nacionalizar, para que pueda sobrevivir a las justas iras de la clientela. Y en una de las mejores demostraciones de cómo una impunidad mantenida durante años puede revestir de osadía a un payaso envuelto en hedor a naftalina, el jefe de Mona Awad le preguntó, en cierta ocasión, si era una musulmana activa. ¿Activa? “Quiero decir, si te montas con bombas en los trenes y eso”. En otra ocasión, el mismo baboso alabó su imagen en bikini (según él, la habían visto en una playa y había pasado a ser el comentario general de la oficina), y como comprobó que la glosa provocaba disgusto, le dijo que dejaría de molestarla, si se acostaba con él. La chica pidió que le trasladaran de lugar de trabajo. Y así lo hicieron. Pero el caso es que el tema de la discriminación en HBOS debe constar muy claramente en las escrituras del banco, porque le enviaron a otro sitio aún peor. Una especie de oficina siniestra, donde su nuevo jefe le espetó que, en su humilde opinión, el empleo idóneo de una mujer era el de señora de la limpieza. ¡Su puta madre! El asunto está todavía pendiente de juicio, pero, como gente de bien, esperamos que quien presida el tribunal no sea otro talibán sin turbante, de esos que, en Londres, se dedican a hundir instituciones bancarias y a insultar a mujeres.

 

 

Y otra forma de insulto a las mujeres suele ser la culpabilización selectiva. ¿Selectiva? Sí. Por ejemplo, si a quienes se dedican a la caza con armas de fuego de inocentes animales les diese por equivocarse y liarse a tiros entre sí, una y otra vez, a nadie se le ocurriría siquiera apuntarles la posibilidad de que no utilizasen tan buenos reclamos. Y eso, sin necesidad de ser jueces o ministros. Pero, en el caso de las mujeres, es al revés. Porque incluso antes de que se pueda producir algún doloroso acontecimiento, son ellas quienes deben prevenirlo. La conclusión es lógica: de la advertencia surge la culpabilización. O sea, que ya te avisé y no me hiciste ningún caso. Culpabilización. Y de la culpabilización nace la discriminación. En la medida en que se vayan repitiendo los mismos delitos contra las mujeres, ellas insisten en ser las culpables, con lo que hacemos bien en advertirlas pro forma . Discriminación. En suma, se trata de seres débiles que sólo sirven para generar preocupaciones. ¡Culpabilización selectiva y discriminación selectiva! Este proceso simple y viejo como el mundo se convirtió en un doloroso leitmotiv, durante el Encuentro Mundial de las Familias que se celebró a mediados del pasado y frío mes de enero. La página web de tan católico y apostólico acontecimiento era una genuina apología de San Josemaría Escrivá de Balaguer, santo que lo es por propios méritos, a fecha de hoy. Y esta página recomendaba muy expresamente “no usar ropa provocativa”, para eludir las agresiones sexuales. Encarecidamente les solicitaban también que “cuiden sus gestos y miradas” y que no fomenten la soledad con hombre alguno, “aunque sea conocido”. Una gozada que también sazonaban con la conveniente y expresa repulsa femenina hacia los “chistes picantes”; la búsqueda de ayuda, cada vez que una mujer “sospeche una mala intención” en un hombre (¿aunque sea conocido...?); la vigilancia sobre los hijos, que no los “disfracen de adultos, ni les pongan ropa provocativa, aunque esté de moda” y que les expliquen “por qué no son buenas ciertas modas”. Hay familias que matan. Habrá que protegerse de ellas (aunque sean conocidas), pues parece que estos ensotanados familiares sólo ven a las mujeres como portadoras de provocación, pecado, destrucción, mundo, demonio, y carne. Y eso que, lo que es por ellos, van avisadas.

 

 

 

A la par

LO QUE TE CONVIERTE EN SEÑORA

 

Si has nacido hombre en este país eres un señor.

Si has nacido mujer en este país tienes dos posibilidades para convertirte en señora. A saber: o te casas, o te haces vieja.

Si eso no es discriminante es que no he entendido nada. Los chicos no tienen que hacer nada para ser señores, lo son en sí mismos. Las chicas, sin embargo, necesitamos la intervención y/o colaboración de algo o de alguien para ser señoras. O la edad implacable o un señor. Injusto. Aunque lo peor es lo asumido que lo tenemos nosotras mismas. Cuántas he conocido que se deprimen la primera vez que las llaman señoras. Es decir, mayores. Porque tú le llamas “señora” a una señora y no creas que le estás tratando con respeto, lo que estás haciendo es llamarle mayor. Si quieres caerle bien, llámale señorita. Y que se me entienda la ironía, por favor.

Esto es así y será así, lamentablemente, durante más tiempo. Hay cosas que van más rápido que este asunto de las señoras y señoritas. No verán mis ojos la normalización del tratamiento igualitario. Mucho me temo que seguirán siendo mayoría las mujeres que prefieren mil veces ser tomadas por señoritas. Lástima, porque mientras eso sea así no conseguiremos que se nos respete realmente.

Un ejemplo terrible de esto es la poca repercusión que ha tenido un comentario que el columnista Arcadi Espada escribió en El Mundo a raíz de la muerte de Eluana Englano, la mujer italiana que permaneció en coma durante los últimos 17 años y que hemos conocido por el debate que ha suscitado su caso. El comentario en cuestión perseguía llamar la atención sobre el hecho de que la imagen que se conocía de Eluana no correspondía al auténtico aspecto de la mujer en el momento de fallecer, después de casi una veintena de años. Es cierto que, lógicamente, Eluana no tendría ya esa imagen tan estupenda, juvenil y llena de vida de las fotos que se han conocido. Y es bueno que se sea consciente de ello. Pero el señor Espada yerra estrepitosamente utilizando el recurso de destacar la edad de Eluana cuando fallece. Él dice que ya no era una señorita, que era una señora. Lo que quiere decir, en realidad, es que Eluana era ya mayor. Podría haberlo dicho así de simple y no habría añadido al caso de Eluana una afrenta más (además de las que ya le había dado la vida y la polémica sobre su muerte), la de que ella, cuando fue víctima del maldito accidente que la mató en vida (vivía sin vivir en ella, obviamente) no fuera una señora.

Te equivocas mucho Arcadi Espada, Eluana ya era una señora CON TODAS LAS LETRAS, mucho antes de aquellas fotos tan juveniles que conoces. Porque señora es un tratamiento de respecto. Señorita, ni idea de lo que es, pero respetuoso seguro que no.

 

ALAPAR. 2009 | www.aosla.org/alapar | alapar@aosla.org

alapar
ALAPAR, Investigación, Innovación y Desarrollo en Orientación Sociolaboral, Igualdad de Oportunidades y Políticas de Género, es un grupo de debate, propositivo y activo, en materia de igualdad de oportunidades. Está formado por seis técnicas de empleo, con experiencia en diferentes campos de la promoción de empleo: orientación, información, entrenamiento de habilidades en la búsqueda de empleo, asesoramiento a proyectos empresariales y de autoempleo, gestión, intermediación...

 

"El hervidero neuronal de la Pura"

"El hervidero neuronal de la Pura"
Consultorio que lo es

   

Querida Pura: Por la presente, me quiero expresarme con corrección, por favor. Porque me estoy imaginando que tú te pones como siempre, que es contra las que te escribimos, que no somos ni unas petardas ni mujerucas indefensas. Pero me da igual. Y entonces, ahí va mi pregunta en cuestión. Que si cuál es mejor: las leyes inglesas o la española. Porque dice mi marido que ahora las mujeres inglesas pueden matar, si les pegan.

 

Gandula-Deto Dala Vida. San Guindán del Empaste.

Gandula: Voy a publicar tu carta, con la aclaración previa y necesaria de que tienes veintiocho años de edad, aunque tengas letra de octogenaria. Y la que quiera entender que entienda, que la que no entienda es porque no tiene conocimiento ninguno. Pero es que sois hijas de vuestro tiempo y crecisteis sin el temor a repetir curso. El resultado es que, a la hora de expresarte con corrección, lo haces con las posaderas. ¡Cómo será la cosa, cuando escribes sin fijarte mucho...! Tu marido, que hace un buen tándem contigo (tira de diccionario, Gandula), ha oído campanas, en el bar, a la hora de la partida y con la copa en la mano. Y tú vas y, como es tu marido, das por exactos sus balbuceos. No sé ni por qué te contesto a algo que vino en los periódicos, hace mucho tiempo. Pero si quieres saber mi opinión sobre los códigos penales inglés y español, no sabría decirte cuál de los dos es más manifiestamente injusto con las mujeres que cometen delitos. Ahí se andan. Porque, como todos, son antiguos. El inglés ha sufrido algunos cambios, pero también el español. En cuanto a lo de la licencia para matar, te lo dejaré más claro. Luego, tú se lo vas explicando a tu marido, cuando se despierte, por la mañana, porque, en cualquier otro momento del día, va a estar espeso, como cónyuge de Gandula que lo es. Ocurre que, hace cosa de ocho o nueve meses, Inglaterra inició una reforma legislativa sobre el delito de asesinato, la primera que se hacía en cincuenta años, en la que, cuando una mujer mataba a su pareja, en defensa propia, o pudiendo alegar (que, a tus efectos, es lo mismo que decir) “temor a una violencia seria”, ya no se enfrentaría a la acusación de asesinato. ¡Y sin necesidad de demostrar espontaneidad, en el delito! Es decir, sin necesidad ninguna de tener que demostrar que fue víctima de un impulso irrefrenable. Es más, dándose la circunstancia de que demuestre que es una víctima de la violencia de género, aunque se hubiera pasado varios meses premeditando el homicidio de su pareja, tampoco sería acusada de asesinato. ¡Que, vamos a ver, Gandula, no quiero decir que necesariamente saliese libre del juzgado una mujer que ha matado a su marido! Pero que, en esos casos, ya no se enfrenta a la acusación de asesinato, que no es lo mismo que homicidio y que la diferencia tiene lo suyo. ¡Y que ni lo defiendo, ni lo critico! Simplemente, te lo aclaro. Pero que sí me parece importante que lo sepamos todas. Porque, en cualquier caso, creo que es un paso adelante. Porque, hasta ese cambio legislativo, los maltratadores ingleses podían atenuar una acusación de asesinato, siempre que pudieran alegar una “provocación” por parte de su compañera. Y a la ley inglesa le bastaba con una infidelidad de la mujer, para que se pudiese aplicar el principio de “provocación”. O sea, que mucho hablar de la República Islámica de Irán y teníamos a Inglaterra en el mismo lado, sin ir más lejos. ¡Qué otras cosas habrá por ahí, que no sepamos, señor, señor...!

 

 

 

Querida Pura: Que no me lo creía, hasta que he visto las fotos, hija... Y es que, hasta para los deportes. ¡Cómo es la gente, oyes...! Resulta y es que aunque no te lo creas, pues que una de las mejores deportistas del mundo tiene que correr con un capuchón y un buzo, la pobre, por aquello de la ley islámica. ¡Con un capuchón y un buzo de arriba abajo, una de las mejores deportistas del mundo, Pura! ¿Dónde se ha visto? Que me lo dijo mi nieta, que corre en el equipo del instituto y que se enteraron por estas cosas de la internet... y que a ver así quién corre. Pues, oye, que esa chica es de las que ganan las carreras. ¿Y tú sabías algo?

 

María Espantá Deltó. La Petunia de doña Margarina.

Espantá: Fíjate, hija mujer, pues que no sabía yo nada de esta chica, que me he quedado a cuadros. Porque el asunto es que ya salió cuando las olimpiadas. ¡El verano pasado, Espantá! Y que yo no recuerdo de haber visto nada, que ni por la tele y ni un mal comentario. No sé, igual es que ya no me entero... Bueno, pues que le he puesto a trabajar a mi nieta y, en cinco minutitos, me ha puesto al día. Que es una deportista corredora de velocidad de Bahrein... Un emirato, hija... Y que se llama Roqaya Al-Gassra y que yo tampoco entiendo lo de la “q” en su nombre, pero que como todos los periódicos lo ponen así, pues no sé, por algo será. ¡Pero, hija, que envuelta en la escafandra y todo y con la que estaba cayendo de calor en verano, que ganó los 200 metros en las olimpiadas! Y que me dice mi nieta que, por ir así vestida, no salió corriendo de las primeras, que el arranque y eso, pues sale más lenta, ¿no? Qué hubiera sido, de haberle dejado correr como el resto de las competidoras. Vamos, que todavía no la habían parado... Pero que es que a mí, como que me da mucha pena, María Espantá, de que la igualdad no llegue a todas partes. Fíjate una cosa. En las olimpiadas del verano pasado, no todas las corredoras musulmanas iban así vestidas. Qué va. Sólo las de determinados países, como Bahrein, Omán, Irán. Y hay situaciones peores, por ejemplo, en Arabia Saudí, que es un país que lleva ochenta años en los juegos olímpicos y tiene terminantemente prohibido a sus mujeres participar. Ni con escafandra, ni con escafandro. Directamente, no participan y punto. Y una cosa es que ninguna mujer quiera participar, por sus consideraciones religiosas, que son muy libres, y otra muy distinta es que no les dejen participar o que les forren de arriba abajo con una escafandra. En las olimpiadas anteriores de Atenas, ya hubo una piragüista... afgana, creo..., que remó con un velo que cubría la parte de su cuerpo que sobresalía de la embarcación. No es sólo una vergüenza, sino una pena para el deporte. Tanto siglo XXI y tanta leche, María Espantá, y seguimos sin valer pa na'.

 

 

Interesa 

 

Pilar López, especialista en Género y Comunicación, en las universidades de A Coruña, Complutense, Salamanca y Castilla-La Mancha

 


 

“Hay programas de TV que promueven la violencia contra las mujeres”

 


Según la investigadora, la prensa española se sitúa por delante de las de Reino Unido, Francia, Holanda y EEUU, a la hora de informar sobre violencia de género

 

López considera que “ la violencia contra la mujer no debe ser un suceso más en los informativos ”

 

 

Tras una importante carrera profesional en la radio española, Pilar López Díez se ha convertido en uno de los adalides de un reto que se mueve por el subsuelo de los medios de comunicación de nuestro país, según el cual parece que es posible educar a quienes ostentan el privilegio de informar al resto de la ciudadanía, en que los delitos que ocurren en sociedad explican el tipo de sociedad en la que se producen. Dicho con otras palabras, que situar la información fuera de las circunstancias especiales que la determinan y la hacen distinta es desinformar. O que, en contra de lo que se vende, identificar a las víctimas de la violencia de género y ocultar la identidad de sus agresores es ponerse de parte de éstos últimos, para volver agredir a las primeras. A Pilar López Díez le hacen los ojos chiribitas de tanto ver cómo los medios de comunicación incumplen todo aquello a lo que se comprometen, a la hora de informar sobre este asunto.

 

¿Informar sobre violencia de género es fomentar la violencia de género?

No, en absoluto. Todo lo contrario. La única forma de que la sociedad española rechace la violencia de género es informándola... La única forma de solucionar cualquier problema social es la misma: visibilizándolo, para que se tomen medidas políticas adecuadas... Lo están haciendo bien los medios de comunicación en España, porque informan, y sin embargo, en el resto de países de nuestro entorno geográfico o cultural, como el Reino Unido, Francia, Holanda o Estados Unidos, tienen la asignatura pendiente, de manera que, al no tomar medidas adecuadas al respecto, están demorando, sine die, la resolución del problema.

 

¿Cree que, en este asunto, ya hemos llegado al punto de tener que crear secciones propias en los medios de comunicación?

No es necesario crear secciones propias (como recogen las conclusiones de la Declaración de Valencia), sino colocar la información de violencia de género en la sección de “Política”, porque es un asunto claramente de política. ¿Por qué, si no, hay una ley orgánica de medidas integrales contra la violencia de género? ¿Por qué se piden explicaciones al gobierno sobre la eficacia, o no, de las medidas que está tomando? ¿Por qué se recoge la información sobre el terrorismo de ETA (que ha causado unas mil muertes, desde 1968), en la sección de “Política”, y el terrorismo doméstico, que lleva asesinadas a más de 600, desde 2000, va en “Sucesos”, o como mucho, en “Sociedad”?

 

Victimizar a las víctimas

 

¿Cómo se puede informar sobre la violencia de género y mantener la objetividad? ¿No cree que, en este tipo de temas, es imposible dejar de cargar las tintas a favor de la víctima?

En general, no se están cargando las tintas a favor de las víctimas, sino todo lo contrario. La ideología patriarcal con la que se construyen las noticias, se dictan sentencias y se toma declaración a las víctimas de violencia de género en las comisarías de policía, en general, no facilita comportamientos objetivos y justos. Todo lo contrario, se tiende a dudar de las declaraciones de las víctimas, se dictan sentencias muy indulgentes con los maltratadores y, en el caso de las noticias, no identifican a los maltratadores, sino a la víctima, contraviniendo claramente el artículo 5 del preámbulo del Código Deontológico de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, que dice que no hay que identificar a las víctimas de un delito, especialmente los de carácter sexual.

 

¿Pero se puede hablar de medios de comunicación que se lo han tomado en serio?

El decálogo del diario “Público”, al que asesoré, es un buen ejemplo de mínimos para cubrir los temas de violencia de género en los medios de comunicación. De cualquier modo, siempre hay que recordar que los medios no pueden ser neutrales frente a la violencia de género, como se señala en la ley, sino todo lo contrario. “La o el periodista especializado que trata estas materias debe asumir su compromiso con la verdad, con el bien, con la dignidad de las personas y con el rechazo de la violencia contra las mujeres, y debe elaborarlas sin equívocos gestos de neutralidad...”, como dice la Declaración de Valencia.

 

¿Cree usted que la televisión trivializa tanto el mensaje, que sus informaciones sobre violencia de género están condenadas a quedarse siempre en la superficie?

Si, como en muchos telediarios de Antena 3 o Telecinco, se trata como un suceso más un delito de violencia de género, en treinta segundos, no se cuida el “cómo” (puñaladas, sangre, morbo, en una palabra) y nunca se responde al porqué (condición imprescindible para que la audiencia pueda comprender por qué hay hombres que cometen este delito) claro que la información es superficial. Por eso, si quisieran corregir este tratamiento superficial, cumplirían con el “manual de urgencia para el tratamiento de la violencia de género” que firmaron ambas televisiones, en abril de 2003, junto a TVE. Y si mejoraran las noticias en los informativos, todavía les quedaría programar buenos debates sobre la violencia de género, invitando a personas expertas en la materia, que pudieran explicar a la ciudadanía, con conocimiento y experiencia, desde distintas disciplinas, por qué es tan habitual este tipo de delincuentes y cómo la sociedad española podría superar el problema. Dedicarían más recursos técnicos y humanos en buenos documentales, asesorados por personas expertas, y programarían otros contenidos muy distintos a los diarios de patricias y grandes hermanos que, objetivamente, fortalecen un imaginario colectivo que promueve la violencia contra las mujeres.

 

 

 

 
Se va a hacer
CURSOS

Cooperación Internacional

  • Órgano Convocante: Cruz Roja Española
  • Fecha Inicio: 06/05/2009
  • Duración: 40 horas.
  • Precio: 115 euros.
  • Descripción: La cooperación internacional se ha consolidado como uno de los campos de actuación primordiales de muchas organizaciones que llevan a cabo actividades de educación y sensibilización destinadas a crear una conciencia dentro de nuestro territorio.

 

VARIOS

Comfia.tv. Especial 8 de Marzo: Día Internacional de la Mujer

 

Especial del 8 de marzo en Comfia.tv, que esta semana cuenta con la intervención de 
Carmen Bravo Sueskun, secretaria confederal de la Mujer de Comisiones Obreras. Los temas a tratar son la discriminación laboral de las mujeres, la corresponsabilidad y la 
conciliación, la crisis y el empleo femenino, los planes de igualdad, la protección a la salud y la educación y sensibilización en la empresa y  en el sindicato.
http://www.comfia.tv/

 

Nuevo Portal Web de Igualdad

 

la Defensoría para la Igualdad de Mujeres y Hombres de la CAE ha puesto en marcha su portal web de atención a la ciudadanía.

La web www.euskadi.net/defentsoria pretende dar a conocer la labor que desempeña esta institución en la defensa de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres y mejorar la atención a la ciudadanía, abriendo un nuevo canal de comunicación más directo.

 

 

 

 

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