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JEFAS

Campaña informativa sobre mujeres en cargos de responsabilidad


 

2. Antes de tocar el techo de cristal

 

Una Orientadora Laboral en condiciones de acceder a un puesto de responsabilidad tiene que hacer frente al habitual "techo de cristal", esa barrera invisible que pone un tope a tus aspiraciones, si eres mujer. Pero no de un cristal normal, sino de cristal blindado. Porque cuando consigue llegar, trabaja sola y encerrada entre cuatro paredes también de cristal, porque el resto de sus compañeros son hombres. Una orientadora laboral en un puesto de responsabilidad hace su trabajo, en una especie de juego de rol, en el que no hay papeles femeninos, sólo formas de trabajo masculinas. Pero ella tampoco puede jugar como un hombre. Salir de la encerrona significa sustituir el concepto de "Jefe" por el de "Persona Responsable". Y tampoco es fácil. Para ello, la propia organización tendría que trabajar con responsabilidad. Y así, una caja dentro de la otra y ésta dentro de la otra y ésa dentro de la otra.

 

Las diferencias salariales

En contra de lo que puede parecer a simple primera vista, las diferencias salariales entre mujeres y hombres no surgen en el momento de la contratación, ni son el resultado de un misterioso conciliábulo celebrado en profundas cavernas. Es mucho más sencillo. Las motivaciones últimas (o motivaciones "primeras", según se mire) que explican las diferencias salariales están directamente entroncadas con la infancia y encuentran su caldo de cultivo en las desigualdades en la educación y la formación.

 

A lo largo de la historia, pero especialmente en la historia más reciente, se han producido diversas causas que han facilitado la postergación de la mujer a puestos subalternos y que tienen mucho que ver con ese primer eslabón de la cadena que supone la desigualdad en la educación y, sobre todo, en la educación en valores. Así:

 

•  Las mujeres han optado por carreras profesionales más cortas que las de los hombres.

•  Las mujeres no suelen trabajar a tiempo completo, durante toda su vida.

•  Muchas mujeres abandonan el mundo laboral (o pasan a trabajar a tiempo parcial), entre los 25 y los 35 años.

•  Generalmente, los puestos de dirección exigen desplazamientos, largas jornadas laborales, lo que disuade a muchas empresas a contratar a mujeres para estos puestos, ya que a ellas se les suponen esclavismos familiares contra los que el hombre está vacunado.

 

No se trata de una pura cuestión de desarrollo económico. En países con un importante crecimiento, como Japón, la discriminación desde la escuela se convierte en un lugar tan común como el "burka" entre los talibanes (o, mejor, entre las esposas de éstos). La cuestión femenina es la prueba de que hay aspectos del ser humano que se sitúan más allá (o más adentro) que su proyección social como factor económico. En muchas organizaciones (da igual del sector público que del privado), la desigualdad de salarios viene determinada por una sibilina discriminación en el apartado de las primas, los sobresueldos, las participaciones en los beneficios y las comisiones, un mundo accesible a los hombres, pero que para las mujeres queda en el plano de la pura ensoñación.

 

Las madres ganan menos dinero que el resto de las mujeres trabajadoras por cuenta ajena, en varios de los países tradicionalmente industrializados y enriquecidos. De hecho, se calcula que un nacimiento en la familia puede significar una reducción de hasta el 7 % del salario y dos descendientes elevarían este porcentaje al 13 %. Increíble, pero afortunadamente hay quien mide estas cosas, porque, de otro modo, apenas quedarían reducidas a meras palabras. El hecho de que se calculen y de que estas desigualdades puedan reducirse a números es una brisa de esperanza para la igualdad de oportunidades.

 

Los datos

UNIÓN EUROPEA. En 12 países de la Unión Europea, la media de las diferencias salariales entre hombres y mujeres era el 15,3 %. ¡Eso, la media! Porque, en el Reino Unido, es del 24,3 %. En Austria y Países Bajos, es del 21,1 %, mientras que, en Portugal, es de apenas el 5,9 %. En España, la diferencia salarial media entre hombres y mujeres es del 13,2 %.

 

JAPÓN. Según una encuesta del Ministerio de Salud, Trabajo y Protección Social, publicada en 2001, las mujeres ganan un 65,3 % del salario de los hombres (es decir, un 34,7 % menos que ellos). ¡Y eso que hubo una mejora notoria, desde 1997! Japón es un país enormemente rezagado, respecto de otros países desarrollados, donde las mujeres ganan entre el 70 % y el 80 % del sueldo de los hombres (o sea, entre un 30 % y un 20 % menos que ellos). Lo que significa que el hecho de ser un país rico o pobre no quita ni pone para que haya mayor o menor discriminación laboral contra la mujer. A este respecto, el Imperio del Sol reluce porque:

•  La mayor parte de las mujeres desarrollan su actividad laboral en empleos subalternos.

•  La mayor parte de las mujeres permanece en la empresa menos tiempo que los hombres.

•  Los hombres perciben asignaciones de carácter extra, exclusivamente dirigidas a ellos, como las que se les conceden por ser "jefes de familia".

No obstante, todos estos datos son de carácter general, de manera que aún podemos profundizar en el horror, si parcelamos el panorama por grupos de empleo y edad, por ejemplo. Así, las mujeres diplomadas de 35 años de edad ingresan el 81 % del salario de un hombre de su misma categoría laboral y cualificación profesional. Para el mismo perfil, pero con 50 años de edad, la reducción de salario cae hasta el 60 % del sueldo del hombre, es decir, que cobran un 40 % menos que sus compañeros. Pero por si esto fuera poco, en Japón, las mujeres diplomadas suelen ser contratadas como personal de apoyo, mientras que sus equivalentes masculinos "celebran" contratos, en los que se les considera personal operativo interesado en desarrollar una carrera profesional, a partir de esa contratación.

 

SINGAPUR. Como media, las mujeres cobran un 25 % menos que los hombres, para el mismo puesto y con la misma cualificación.

 

JORDANIA. En este país (no considerado, precisamente, como un país puntero en riqueza y desarrollo económico), la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha supuesto un balón de oxígeno para la mujer trabajadora. No hay muchos datos, pero se sabe que, en este sector tecnológico emergente, la mujer ha conseguido copar un 31% de los puestos de trabajo. Sin embargo, las diferencias salariales con sus equivalentes masculinos en las empresas TIC, habiéndolas, son inferiores a las que se registran en el sector textil, tradicional y mayoritariamente femenino. Algo parece estar cambiando en Jordania.

 

DINAMARCA. Los datos referidos a 2001 revelan el siguiente panorama:

•  Empleadas del más alto nivel: cobran un 77 % del sueldo de sus equivalentes masculinos.

•  Asalariadas de nivel intermedio: cobran un 70 % del salario de sus equivalentes masculinos.

•  Asalariadas en trabajos más básicos: cobran un 79 % del salario de sus equivalentes masculinos.

 

TAILANDIA. Se trata de otro país no encuadrado en los tradicionalmente ricos y desarrollados, pero con un panorama mejor para el trabajo de la mujer. Así, en el año 2000:

•  Directivas. Cobran un 79,6 % del salario de sus equivalentes hombres.

•  Gerentes de departamento. Cobran un 86,5 % del salario de sus equivalentes masculinos.

•  Supervisoras. Cobran un 88,5 % del salario de sus equivalentes masculinos.

•  Empleadas. Cobran un 92,2 % del salario de sus equivalentes masculinos.

 

ITALIA. Datos de 2001.

•  Directivas. Cobran el 92,3 % del salario de un hombre en idéntico puesto y con la misma formación.

•  Mandos intermedios. Cobran el 94,8 % del salario de un hombre en idéntico puesto y con la misma formación.

 

NUEVA ZELANDA. Datos de 2002.

•  Sector Público. Promedio de diferencia salarial: 17 % menos que el hombre.

•  Gerentes sector privado. Promedio de diferencia salarial: 16 % menos que el hombre.

 

ARGENTINA. Las mujeres ingresan un 32,7 % menos que sus equivalentes masculinos, como media. Lo paradójico de la situación es que, en este país, las mujeres tienen un nivel educativo mucho más alto que los hombres. Para las categorías más elevadas, la diferencia salarial puede perjudicar a las mujeres en nada menos que el 40%.

 

EEUU. Datos de 2001. Como promedio general, las mujeres ganan un 24 % menos que un hombre en idéntico puesto y con la misma formación. Especificando por tipos de puestos, en el ámbito de la dirección, la segregación se detalla de la siguiente manera:

•  Puestos de Dirección y Profesionales: el salario es un 29,5 % inferior al de los hombres.

•  Puestos de Dirección Financiera: el salario es un 35,6 % inferior al de los hombres.

•  Abogadas: el salario es un 30,6 % inferior al de los hombres.

Por otro lado, según un estudio de 2002, la mayor parte de las mujeres en puestos de dirección había firmado, en 2000, contratos con ingresos desproporcionadamente inferiores a los referidos a los mismos puestos de 1995. En este estudio, en el que se analizaron pormenorizadamente una decena de sectores económicos, pueden encontrarse "joyas" como la que sigue: Las mujeres en cargos de dirección, en el sector de servicios de entretenimiento y recreativos ganaban, en 1995, el 83 % del salario de sus equivalentes masculinos. Los mismos puestos, en 2000, estaban valorados en un 62% del salario de sus equivalentes masculinos. Es decir, que la discriminación salarial ¡había crecido, del 17 % al 38 %!

 

 



 

 

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