ES COSA DE HOMBRES
El jefe, como arquetipo de discriminación en un servicio de orientación sociolaboral
 Eres hombre y te dedicas a la orientación sociolaboral. Así que, tranquilo, que algún día serás el jefe. No escurras el bulto, ni desvíes la vista con falso pudor. La estadística te lleva hacia una poltrona y un despachito. Y la estadística es la madre de todos los vaticinios. No te va a resultar fácil, aunque el techo de cristal siga estando curiosamente de tu parte. Pero el duro banco de la galera te va a poner al frente de un puñado de chicas quejosas, de esas que "ya te veían venir" y todas esas cosas... Nada que no arregle una buena jubilación anticipada, por cierto. Por eso, esta campaña está dirigida a ti. Porque sólo tú puedes comprender eso que llaman "la soledad del líder". Tu responsabilidad es grande, así que no vas a leer cada una de estas fichas informativas gratuitamente y sin más. O eliges estar a favor de la opción que te presentamos, o te apuntaremos en la contraria... Es lo que tienen los privilegios de nacimiento. Que obligan.
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5. Será que las mujeres tienen menos necesidades...
Parece que vamos a tener que pensar eso. Sí, eso de que va a resultar que las mujeres tienen realmente menos necesidades que los hombres y, por eso, cobran menos. Y es que, si no, ¿cómo se explica que, durante tantísimo tiempo, la situación no haya cambiado en absoluto? Seguimos, dale que te pego con la misma matraca, desde hace ya..., ni sé lo que hace. Hombre, si están tan injustamente tratadas, puede que debieran pensar en unirse, ¿no? Pero no para pasar las tardes hablando de lo mal que están o dando la brasa con conferencias que son venga y venga de lo mismo. No, mira, cuando los hombres estamos mal, nos montamos un sindicato, en el que, además, damos la cara por todos. O sea, por hombres y mujeres. Y uno, que es el jefe, tiene que saber valorar esa grandeza de ánimo y ese sentido común de dejarse de tonterías y hablar de lo importante. Así, sí negociamos. Pero cuando las mujeres son víctimas de la injusticia, sólo hablan y hablan. Hablan ellas, los organismos de los gobiernos que defienden sus derechos, hablan las invitadas a conferencias, organizan semanas reivindicativas. Vale, pero, aquí, un plante para poner las cosas en su sitio lo dan los obreros. Como siempre...
Y, sin embargo, para ti es perfectamente normal que los sindicatos, por ejemplo, se movilicen por las personas con capacidad laboral disminuida. Eso, sí... Así, sí negociamos. O que el mecanismo de la solidaridad se aplique para que los currelas de un sector industrial apoyen las protestas de los de otro, con el que no tienen nada que ver. Eso, sí... Así, sí negociamos. O para defender que una protesta laboral afecte también a los automóviles que circulan por una determinada carretera. Eso sí... Así, sí negociamos. Pero, cuando se trata de mujeres, ¡pues van en el mismo paquete que los hombres! Aunque, cuando abres ese paquete, no ves a ninguna mujer: debe ser que están en el fondo, porque sus necesidades son de índole menor. Y eso no... Así, no negociamos.
Las diferencias salariales entre mujeres y hombres que ocupan idénticos puestos de trabajo no tienen su origen en misteriosos conciliábulos, sino que entroncan directamente con la infancia, con las costumbres sociales y hasta con el panorama de las protestas laborales, un formato de vida que comparten jefes y currelas. Las diferencias salariales entre hombres y mujeres encuentran su caldo de cultivo en las desigualdades que nos han inculcado, durante largos procesos educativos y formativos. Según los últimos datos, en España, la diferencia salarial media entre hombres y mujeres es del 13,2 por ciento, para el mismo puesto de trabajo. Si ésa es la “media”...
Verás, futuro jefe, hasta los sindicatos están rompiendo con ese esquema del “buzo azul” sin nombre, pero con sexo. Y tus jefes, esos otros jefes, también están comenzando a valorar como positivo sacar a las mujeres del fondo del fardo de las reivindicaciones, para que se las vea. Y es que son cualquier cosa, menos tontos. Saben que la empresa sale ganando, si trata como se debe a un colectivo profesional que va al alza, que es el que sale mejor preparado para la vida laboral, el que dedica más tiempo al perfeccionamiento de su formación y el colectivo que, por ejemplo, ha demostrado mayor capacidad para mejorar su productividad, a cambio, simplemente, de flexibilidad de horarios.
Mira hacia arriba, porque ese otro jefe que está por encima de ti ya empieza a poner palotes.
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