POR LA BOCA MUERE EL PEZ Contra el execrable abuso de la lingüística abominable en Orientación Sociolaboral

 

 

2. Y mi mujer también es Brian...

 

Ahora que ya somos muchos los que nos dedicamos a esto de la orientación sociolaboral, no estaría mal que fuésemos muy ruidosos, para que se notara que también en esta actividad hay muy buenos profesionales y excelentes gestores del deseo de nuestros usuarios de encontrar un buen trabajo. Buena parte de los parados son mujeres. Y como también somos mujeres la mayor parte de los orientadores laborales, es doblemente interesante que no nos discriminemos unos a otros, ¡pod'dió divino! Debemos conseguir que todo lo que escribamos y hablemos como orientadores no sea excluyente con las mujeres en general y con las que son orientadores y parados, en particular. Y porque debemos admitir que todos nos vemos afectados por la desigualdad, hablemos con propiedad, como buenos profesionales .

 

“Yo soy Brian y mi mujer también”. He aquí un excepcional ejemplo de solidaridad entre sexos próximos. Tan próximos, que forman pareja estable. El personaje de Gregory, de la película “La Vida de Brian” (1979), debería convertirse en el icono de la igualdad en nuestra profesión. Porque, en la película, marido y mujer van tan al mismo nivel, que, cuando se ponen a la cola para la crucifixión, también se ponen juntos. Y cuando se trata de librarse, son incluso la misma persona.

 

Ojalá fuéramos también Brian en Orientación Sociolaboral. Pero en nuestro caso, se trata de una película de guerra. A lo más que hemos llegado es al bombardeo en alfombra, con arrobas y barras, sobre textos inocentes.

 

En el fondo, da igual que seas hombre o mujer, trabajas en Orientación Sociolaboral, un negocio que vive bajo la sombra de dos simpáticos monstruos: el Androcentrismo y el Sexismo. Ambos dejan coja a nuestra profesión, porque aportan una visión del trabajo, en la que el protagonismo, la experiencia y el conocimiento de las mujeres se hacen invisibles.

 

Gracias al androcentrismo, el varón y lo masculino se presentan como lo único posible. ¿Por qué, en una profesión, en la que “el varón y lo masculino” son una absoluta minoría, una profesión de mujeres..., por qué parece que muchos hombres hablen a muchos hombres?

 

Eso ya es sexismo puro y duro.

 

 

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