LEVANTAR LA MANO
Orientar, ante la violencia de género
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1. Gajes de tu oficio
En más de una ocasión, has orientado en su búsqueda de empleo a mujeres maltratadas. Puede que te lo hayan dicho. Pero sólo habrá sido en algunos casos. Es difícil que lo cuenten.
Da vergüenza que te peguen, que te empujen, que abusen de ti. Sienten como si fueran ellas, quienes han hecho lo que no deben. O como si fueran ellas, quienes no saben poner fin a una situación socialmente inconveniente, de baja estofa.
Si te pegan, te conviertes en un ser feo, algo así como “chungo”. “¡Pero quién te mandó juntarte con ése!
Ten cuidado y permanece alerta, porque, en el momento en que traspasan la puerta de tu servicio de orientación, ya eres una “tercera persona” involucrada en su vida. Directamente involucrada, porque el trabajo es la primera vía de escape de esa situación.
Permanece alerta, porque les estás orientando para salir del infierno. El trabajo es la primera puerta, para dejar atrás un mundo socialmente inconveniente, de baja estofa y feo. Algo así como “chungo”.
Con tus propios ojos.
Recursos para la detección de estas situaciones
Hematomas en rostro, labios, boca, cuello. Fracturas en cráneo, nariz o mandíbula. Quemaduras de cigarros y puros en manos o pies. Falta de aliento. Sensación de ahogo. Mareo. Inestabilidad. Temblores. Sacudidas |