DESEMPLEO DE OTRO GÉNERO Orientar en el triángulo mujer-paro-crisis

 

2. Alguien empuja al otro lado

 

Aquí estamos otra vez con las mujeres y el paro. Créeme que lamento que no entiendas que es diferente, cuando eres mujer. Si te sirve de consuelo, yo tampoco lo entendería… Si yo fuera hombre, el desempleo, para mí, sería otra cosa. Como todo en general, también sería muy distinto.

Las mujeres sólo compartimos con vosotros eso de que el paro es como un luto. O sea, que se produce un desarraigo social que exige un periodo de duelo… Que hay dolor en el paro, ya lo sé. Para hombres y mujeres. También nosotras pasamos por ahí y nos hacemos la pregunta de “a quién le importo yo ahora”. Pero si sólo fuera eso…

Porque, después, nos encontramos con nuestro propio modelo de vida. Lo que se espera de nosotras. ¡No te vas a quedar de brazos cruzados, tienes una casa, una familia que atender! Y ahí, la vida te pone el cepo. Tenemos que pasar por la misma situación de dolor y, además, siempre hay alguien empujándonos “hacia dentro”, cuando nos planteamos “salir” a buscar empleo. Vuestras depresiones de hombres parados son de lujo. Siempre os animan: busca bien y encontrarás. ¡Mira que sois fáciles de orientar!

A nosotras nos encierran entre cuatro paredes. Es como si alguien nos recordase que nunca debimos haber abandonado el hogar, que en casa estamos reconocidas naturalmente, que ése es nuestro sitio, que ahora es la oportunidad de abandonar estos sinsabores de buscar trabajo. Esa voz siempre nos habla, sin que nadie se lo pida.

 

Aviso: soy una mujer. Si, como orientador, quieres incorporarte a mi búsqueda de empleo, tienes que saber que hay una manera de estar en casa reservada para nosotras. Si te quieres incorporar a mi búsqueda de empleo, tienes que saber que soy una mujer y que siempre hay alguien empujando al otro lado de la puerta, para que no pueda abrirla.

 

 

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