ES COSA DE HOMBRES
El jefe, como arquetipo de discriminación en un servicio de orientación sociolaboral
 Eres hombre y te dedicas a la orientación sociolaboral. Así que, tranquilo, que algún día serás el jefe. No escurras el bulto, ni desvíes la vista con falso pudor. La estadística te lleva hacia una poltrona y un despachito. Y la estadística es la madre de todos los vaticinios. No te va a resultar fácil, aunque el techo de cristal siga estando curiosamente de tu parte. Pero el duro banco de la galera te va a poner al frente de un puñado de chicas quejosas, de esas que "ya te veían venir" y todas esas cosas... Nada que no arregle una buena jubilación anticipada, por cierto. Por eso, esta campaña está dirigida a ti. Porque sólo tú puedes comprender eso que llaman "la soledad del líder". Tu responsabilidad es grande, así que no vas a leer cada una de estas fichas informativas gratuitamente y sin más. O eliges estar a favor de la opción que te presentamos, o te apuntaremos en la contraria... Es lo que tienen los privilegios de nacimiento. Que obligan.
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2. Simpatía por el curro
¡Claro! Y ahora quién les dice que esto no tiene horario. Bueno, sí lo tiene... Porque estás todo el tiempo, dale que te pego. Y cuando no estás en la oficina, vives colgado del teléfono. Y en el pueblo, te pasas el fin de semana con el móvil pegado a la oreja. Y venga esto y venga lo otro. Que tus hijos sobreviven, porque te los cuida tu mujer, o porque tienen abuela, que a mí qué más me da. ¡Que si van a depender de lo que tú les atiendes! ¡Pobres críos...! Si es que no tiene uno la cabeza para nada. Porque hay que sacar pasta y ése es otro mundo. ¡Y estamos en crisis! Pero, qué quieres, no lo entienden y la que lo termina entendiendo se hace un hombre, pero un hombre hecho y derecho.
¡Oh, Leoncio, qué mundo más difícil! ¡Cuántas complicaciones! Y ellas, las pobres, qué van a saber. Si no están dispuestas a pasar por ese aro que tú atraviesas todos los días, pues no van a poder...
Rebobina un poco, chavalote. Unos años antes de que las mujeres se decidiesen a desplazarte de un puesto de jefe que supuestamente te conceden por derecho natural y por esa capacidad para vivir enajenado del mundo que te rodea y pegado a un móvil, nadie daba un duro por la integridad física de una mujer taxista, de una mujer conductora de autobús, de una mujer policía, de una mujer piloto de combate... Y más aún, porque tampoco es necesario temer por su integridad física... ¿Cuántos clientes borrachos aguantaría una mujer taxista?
Pero ahí están. No es que haya millones, pero hay unas cuantas aguantando mecha en el taxi y en el autobús, apagando incendios, acabando con la delincuencia o saltando de una lancha de desembarco, armadas hasta los dientes. ¿Lo harías tú, chavalote...?
¡Ponte las pilas, chavalote! Porque las mujeres son un fenómeno que se adapta a los tiempos. Y empiezan a verse algunas que también son como tú: se han liberado del complejo de madre, como tú de la necesidad de ser padre. 
Y para las que no, resulta que la ley les ampara, con flexibilidad de horarios, ampliando la posibilidad de atender a hijas, hijos, personas mayores o enfermas con las que conviven...
Y resulta que lo están haciendo... Y tiran de teléfono... Y se pasan el fin de semana, dale que te pego, con el móvil pegado a la oreja...
Y sacan pasta. También sacan pasta de debajo de las piedras.
Mira hacia arriba, tío, porque hay otro jefe por encima de ti, poniendo palotes.
- Si piensas que es imposible conciliar la vida familiar o personal con las labores de alta gestión y que eso les cierra el paso a las mujeres, ni te molestes, contabilizaremos tu silencio en ese sentido.
- Si, por el contrario, piensas que ya hay mujeres distintas, porque, en unos casos, son capaces de compatibilizar ambas cosas y, en otros, han optado por primar su faceta profesional por encima de su dimensión familiar,
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