QUÉ PONEN, QUÉ PONES
El choque de clichés culturales entre mujeres inmigrantes y quienes les orientan |
El sentir emocional
Apuntes par a una clasificación inevitable
Lo más difícil para nuestra profesión, tan acostumbrada a trabajar con tablas y clasificaciones, es caer en la cuenta de que cada una de las personas inmigrantes con las que trabajamos es un mundo. Un mundo que adquiere su verdadero tamaño, en cada caso particular. Pero que se va haciendo más pequeño, cada vez que incluimos a un mayor número de personas. Lo peor es que debemos trabajar con perfiles grupales. Y con sus sensaciones, su bienestar o malestar emocional... Los problemas disminuyen, cuando aumenta el bienestar. Y aumentan, cuando crece el malestar emocional.
Si nos referimos a la marea de sentimientos de la población inmigrante, deberemos tratar cada caso como un mundo. Pero no nos queda otro remedio que clasificar por grupos.
Las personas inmigrantes latinoamericanas constituyen el grupo social que más manifiesta sus emociones de bienestar y malestar. En la población del Magreb, podemos detectar diferencias significativas, según el nivel de integración en que se encuentre cada persona. En la población proveniente de la Europa del Este, su diferente sentir emocional depende también de la fase de integración en que se encuentran.
La distancia cultural y étnica es muy patente entre personas inmigrantes demandantes de empleo, en fase de acogida o adaptación.
Pero la distancia cultural y étnica disminuye considerablemente, entre las personas inmigrantes demandantes de empleo, con pleno afrontamiento de autonomía social.
Las personas con mayor grado de emociones positivas y con mejor nivel de relación con la sociedad huésped presentan alguna de las siguientes características:
- Son mujeres, en proceso de adaptación.
- Son latinoamericanas.
- Se encuentran en situación jurídica regularizada.
- Tienen resuelto su problema de alojamiento.
En tu servicio, debéis tener cuidado con...
El acceso a la educación de las personas inmigrantes que la necesitan.
No hay mejor forma de exclusión en el empleo que quedar fuera de la rueda de la cultura y la formación. La llamada Afirmación de Amman, de 1996, señala que el acceso a la educación básica constituye un derecho humano fundamental y es un requisito esencial para el ejercicio eficaz de otros derechos humanos. “Los gobiernos deben encontrar formas de impartir una modalidad de educación básica referida a su realidad inmediata y que habilite a sus beneficiarios a continuar aprendiendo, a medida que dicha realidad evolucione”.
Palabras y más palabras que se repiten, año tras año, en todo tipo de foros y encuentros. Sin embargo, las cifras indican que estos derechos esenciales no se cumplen. Quienes trabajamos con personas inmigrantes tenemos la obligación de reclamar que se pongan en práctica. Se trata de derechos que facilitan el bienestar emocional, imprescindible para la integración.
Se recomienda:
Hacer todo lo posible para que las personas inmigrantes sean dueñas de su propia voz. Con ello, conseguiremos que alcancen una cierta conciencia crítica. Según el pedagogo brasileño Paulo Freire, debemos “asumir que la práctica educativa no tiene lugar en el vacío, sino en un contexto real, histórico, económico y político y no necesariamente idéntico a ningún otro concepto”. Nuestro trabajo no deja de ser una manera de educar.